El ciervo y la serpiente
Lo acontecido en la última semana es digno de convertirse en argumento para una novela de Frederick Forsyth. Es sabido que todo lo relacionado con el mundo del terrorismo es muy dado a conceptos como "trama" o "conspiración". Los silencios, los dobles juegos y las acciones aparentemente irracionales caracterizan a los terroristas en la imaginería popular. Ello se ve especialmente cuando se trata de describir a las bandas armadas como un grupo de seres humanos: las críticas caen de ambos lados, pues les rompen el esquema. Recuerdo que hubo protestas en el caso Ortega Lara porque se hizo pública la forma en que secuestrado y secuestradores pasaron el encierro, a base de charlas de ascensor, hacerse el sueco y comer lentejas. Sí, los captores de Ortega Lara comían lentejas, un dato insoportable tanto para sus detractores como para sus defensores. Los personajes que aparecen en la "opinión pública" -ese gran hermano que os medios de comunicación nos brindan a diario- van más allá de su condición humana; son símbolos, y como tales ni comen ni duermen, ni -si se tercia- pueden morir.
El último comunicado de ETA no huele a lentejas, sino más bien a Breakfast en un caro hotel de Viena. No deja de sorprender la tranquilidad con que se ha dado a conocer que las negociaciones, aunque de forma indirecta, llevan casi dos años en curso. Es curioso que el PP no haya lanzado a la caballería a raíz de este tema. Será, tal vez, porque mientras Mariano lloraba en público porque Zapatero no le decía nada de ETA, recibía en privado todos los datos necesarios para estar al día de las relaciones gobierno·ETA. ¿Acaso está también Mariano en el ajo?¿O es que se ha subido a este tren por miedo de quedarse otros cuatro años con Zaplana y Acebes, en la estación de Atocha? A los políticos, en general, les encanta cerrar pactos en el vestíbulo de un hotel de lujo, y los terroristas no son menos. Sin lentejas, pero con boina, los abertzales han demostrado que las nuevas tecnologías no van con ellos. En pleno siglo XXI siguen haciendo los videos en el garaje de casa, ¡y siguen llevando la txapela por encima del pasamontañas! ni siquiera los comandos Dixan ,que operan en Iraq con Kalashnikov del abuelo y una videocámara robada, se ponen turbante por encima del pasamontañas. Pero claro, desde que los moritos del 11·M les pasaron la mano por la cara, y les dijeron eso de "mira y aprende", el imaginaro colectivo de lo español ha eliminado mucho de lo que antes se asociaba con terrorismo. Así que han tenido que recurrir a la marca:txapela y pasamontañas blanco, porque si no no les reconoce ni su madre, que la moda de ponerse capucha y salir en un video está muy extendida desde que comenzó lo de Irak.
Superados por la izquierda por el club del turbante, y ostiados, pero bien ostiados, por ocho años de aznarismo, lo dicho, ha comenzado una novela a lo Forsyth. En esta novelita, al nº 1 de ETA, Mikel Antza, se le detiene no porque le hayan encontrado, sino "a petición de España", ¿con qué objetivo? dar poder a Josu Ternera, partidario de acabar con la lucha armada. A base de intermediarios gobierno y ETA pactan dar pasos de acercamiento, el primero no poner más muertos sobre la mesa. Y los angelitos abertzales, tan indiferentes a la hora de matar a un concejal de mierda de un pueblo de mierda, van y dicen que sí, que de acuerdo, y se tiran tres años sin matar a nadie.
Pero claro, Forsyth es mucho más, y ahí están los catalanes con su trama particular en torno al estatuto -que también daría para una novela, pero ésta de Sánchez Dragó o Pío Moa-, incluyendo visitas a Perpignan que primero avergüenzan y ahora inflan pechos. Tenemos un estatuto que reconoce a una autonomía como nación, y conseguido sin matar a nadie en público. Tenemos a un presidente del gobierno que cuando oye la palabra "separatista" se hace el sueco. Y tenemos, por último, que el presidente en cuestión bendice el estatuto ya mencionado, y durante un año largo la "opinión pública" se dedica a discutir sobre el tema. Y resulta que los señores -y señoras- de ETA esperan a comunicar la tregua a que el estatut quede aprobado definitivamente. ¿Otra casualidad?
Aún quedan capítulos por escribir de esta novela, y me resisto a pensar que el Barça de Laporta y Ronaldinho no ha jugado un papel importante en la trama, actuando de mediadores a base de samba y de demostrar que en Madrid se sabe perder el honor sin dar un golpe de estado. Imagino que ver al Bernabéu patas arriba se la habrá puesto tiesa a más de un vascongado encapuchado, y como Zapatero es del Barça, qué menos que recompensarle de la mejor manera posible: ayudándole en la cuadratura del círculo: en apenas 48 horas los socialistas dieron carpetazo a dos de los temas que más dolores de cabeza han causado en la España democrática, y eso no pasa todos los días.
En "Los perros de la guerra" se explicaba la historia de un médico de Sierra Leona que engañaba a la URSS para que le financiara un golpe de estado. El hombre les decía que era para ser él el dictador en lugar del dictador, pero al final de la novela descubrimos que el tío en verdad quería hacer algo bueno por sus convecinos. A lo mejor nuestro Bambi logrará algo parecido, y entre acusaciones de partidismo y aprovechamiento de la situación, el hombre por lo menos habrá intentado -pues no es seguro que lo consiga- aplicar una solución razonada a unos problemas fundados muy en parte en el sinsentido. Si a nadie se le ocurre antes, tal vez algún día me dedique a escribir esa novelita. El argumento lo tengo bastante avanzado, y un título -El ciervo y la serpiente- que suena bastante a película de espías.
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I Fought The Law -