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¿Qué ha pasado en Cataluña?

¿Qué ha pasado en Cataluña?

Visto desde Barcelona, el resultado electoral del pasado domingo genera un contrasentido de lo más curioso: da como gran vencedor a un partido con centro en Madrid, con una rotundidad que no se encuentra en ninguna de las anteriores elecciones. Sin embargo, el resultado es una expresión clarísima de las diferencias existentes entre Cataluña y el resto del estado.

 

Tal como recuerdan muchos analistas, el resultado ha sido uno en Cataluña y otro en España (el resto de, entiendan los ofendidos). En el principado gana el PSOE de calle, mientras en España ha sido el PP claro vencedor, con aumento considerable de votos y escaños.

 

Las lecturas que se hacen sobre esta situación van desde el fracaso del discurso nacionalista hasta las españolización de Cataluña (y el País Vasco, donde ha pasado otro tanto). En efecto, la victoria de un partido con sede en Madrid supone un grave mazazo para aquellos que han hecho de las aspiraciones soberanistas su bandera. Sin embargo, el contexto en que se han realizado estas elecciones me hacen dudar sobre lo correcto de esta explicación.

 Por una parte tenemos un Partido Popular que, no hace mucho, emitía anuncios electorales en Andalucía donde venía a decir que Chaves robaba el dinero a los andaluces para dárselo a los catalanes. Así, tal vez no con estas palabras exactas, pero el significado era rotundamente éste, que los catalanes –todos, de izquierda o derecha, altos o bajos- robábamos a los andaluces –léase por extensión a todos los buenos españoles. Se trata de la punta de un iceberg bajo el cual encontramos toda clase de críticas al gobierno catalán principalmente, pero también a la sociedad catalana por votar a políticos tan aberrantes. Según el discurso del PP, vamos, los catalanes somos una especie de bichos raros o enfermos, de dudosas aptitudes mentales, que requerimos de alguien con auténtico sentido común –no ese invento del seny, fruto del cáncer nacionalista- que llevamos años viviendo del dinero que “robamos” al resto de España, mientras no paramos de llorar por temas que deberíamos arreglar nosotros mismos.

No importa que temas como la red de cercanías o los apagones sean responsabilidad del gobierno central, tanto da que la partida de sanidad destinada a Catalunya desde Madrid no haya crecido un sólo euro en el último lustro (cuando la población lo ha hecho en un 15 %) ni tampoco es responsabilidad del gobierno central (aunque suya sea la competencia) que todas las autopistas salvo una (inaugurada no hace ni una década) sean de pago. La culpa, para el PP, es de los catalanes y de nadie más. Y aún podríamos hablar del tema cultural, del más “nacionalista”, y del colegio ese que ha montado la Aguirre en Madrid para niños “especiales”, es decir, para los que tienen la desgracia de hablar en catalán. O del revuelo por la ley que obliga a rotular los comercios en catalán, tan denostada por los mismos que exigen hablar el español como requisito para obtener la nacionalidad ¿No habíamos quedado que la lengua no importaba?.

 

Este PP ya hace tiempo que tomó la decisión de sacrificar Cataluña en beneficio de España (el resto de, entiendan los ofendidos). Si por Rajoy fuera, la habría despellejado para repartir los trocitos entre sus amigos murcianos, cántabros y pucelanos, los mismos que desde su casa, y sin haber pisado Cataluña más que para hacer turismo, afirman que estamos al borde de la Guerra Civil, que en las Ramblas hay trincheras y que los separatistas dan el toque de queda a las 7 de la tarde. El Partido Popular ha obtenido así un discurso de los más completo, en la línea de las enseñanzas de Goebbles. Aunque los catalanes no somos los Sabios de Sión, o la conspiración judeomasónica internacional, Mariano, Pedro J., Federico y compañía se han bastado para describir el principado como poco menos que la puerta del infierno en la tierra, y Zapatero como el loco que pretende lanzarnos de cabeza a ella.

 

Desde Cataluña, mi opinión es que este panorama ha acojonado, y mucho. Porque hay que tragarse un sapo de dimensiones pantagruélicas para ir a votar socialista después de las patadas en los mismísimos que han caído desde Ferraz. La sorna con que se han tratado los temas del AVE y cercanías sólo tienen parangón con el desprecio mostrado ante el afán por ampliar el aeropuerto del Prat, sin olvidar tampoco eso de que “aprobaré el estatuto que apruebe el parlamento”, afirmación cuya ruptura demuestra la patente debilidad del gobierno autonómico ante un Ejecutivo central que hace y deshace pasando olímpicamente de lo que digan las demás instituciones políticas, por muy democráticamente que hayan sido elegidas. Más allá de lo buenas o malas que sean las decisiones tomadas, el hecho es que el gobierno central ha pasado olímpicamente de la Generalitat, esto es, se ha pasado el sistema autonómico por el forro de los mismísimos. Pero tanto da, los socialistas han batido el récord de votos y quienes le han votado son catalanes, no cántabros o murcianos. ¿Por qué? En mi humilde opinión porque no tenían otra opción, porque la alternativa era muchísimo peor. Porque si ahora que estamos mal nos sale un presidente que dice que hemos estado robando por doquier, el resultado puede ser un recorte aún mayor de las inversiones –si eso es posible sin hundir la base económica de la región- junto a un ninguneo absoluto de las instituciones autonómicas.

 

Y aquí el todo se ha hecho uno. Si tenemos en cuenta que ERC e ICV se han limitado a decír “Sí Bwana” a todo lo que viniera del PSOE en Madrid, y que tal como están las cosas el resultado final podía decidirse en un puñado de parlamentarios, los catalanes han votado PSOE como quien se queda en cama en pleno verano porque ha pillado un resfriado. Mal menor.

 

Cataluña ha pasado de ser la merienda del PP a convertirse en rompeolas del socialismo. Zapatero sigue hoy vivo gracias a los catalanes, que han votado con plena consciencia de ello. No porque les guste, ni porque esperen nada de él, puesto que hasta el más crédulo ha salido escaldado de los brindis al Sol de ZP. Simplemente por el miedo que da el Partido Popular, se ha escogido al PSOE como paraguas, pero que no se hagan ilusiones, que no se imaginen estos señores que estos resultados suponen un espaldarazo a su, cuanto menos, mediocre gestión. La gente ha votado socialista porque temía una victoria popular, lo ha hecho como quien compra un coche barato de segunda mano porque lo necesita para trabajar, porque no hay más narices. Que ya sé que este coche es una mierda, pero no tengo dinero para otro, lo necesito y ni siquiera tengo tiempo para encontrar un ofertón. Es lo que hay majete, y si no te gusta sólo queda Rajoy, o sea, sin coche y sin empleo, y encima estás en paro por gandul, porque no te ha dado la gana.

 

Tocará esperar a las próximas elecciones para ver si acierto con esta lectura. Si así fuere, es previsible un hundimiento del PSC, con resultados por debajo de las últimas autonómicas. Por cierto que un resultado así auparía a CiU a la Generalitat, y eso a ZP también le iría bien.

 Veremos.

Los plebeyos no saben de democracia

Los plebeyos no saben de democracia

Aunque a ustedes no se lo parezca, vivimos en un país realmente idílico. Aquí no hay atracos, ni violaciones, ni desfalcos o estafas. En este país los conductores van a la velocidad adecuada, las empresas pagan diligentemente a sus trabajadores y los carteristas se han reconvertido en limpiabotas o portadores de sillas.

Si no se han dado cuenta de este hecho es que padecen una grave miopía, pues no hay otra explicación al hecho que uno de los jueces del saturadísimo sistema español esté perdiendo su tiempo y nuestro dinero en investigar la quema de unos papeles con la foto de sus majestades los reyes magos de España. Tras décadas de lamentos por la lentitud y el atraso del sistema judicial ahora parece que va de narices, porque hasta pueden sobrarse denunciando el más pequeño incumplimiento de la ley.

Al parecer los monarcas no sólo se reproducen por esporas –como quedó demostrado con la demanda a El Jueves- sino que sufren cuando se quema una de sus efigies. Y no es que les hagan vudú con un mechón de su cabello, no; tal es su fragilidad que cualquier recorte de Hola o Lecturas con su rostro impreso sirve para ofenderles en lo más profundo de su corazón.

Tal es la situación que la policía ha puesto a sus mejores agentes a investigar este ignominioso hecho. Claro, como aquí no hay violaciones ni asesinatos los muchachos se aburrían, y han optado por aplicar su cara educación (pagada por nosotros) y sus costosos métodos de investigación a lo CSI en este gravísimo tema que por sí sólo requiere la misma atención que, por poner un ejemplo, la inmensa mayoría de los accidentes laborales que se resuelven con dos entrevistas y un peritaje exprés.

No deja de ser curioso que los que en su día despachaban el asesinato de un animal en extinción –nuestro querido Mitrofán- con un quítame allá esas pajas, ahora se rasguen las vestiduras por la ignición pública de un retal de papel satinado de baja calidad. Yo me pregunto, si dibujo dos monigotes con corona y les prendo fuego, ¿es delito?. El invierno pasado encendí la chimenea con páginas de Diez Minutos, y mucho me temo que en ellas no sólo aparecían los reyes, sino incluso la mismísima Norma Duval. ¿Qué me recomiendan? ¿Debo exiliarme? Este recuerdo me atormenta, y hace noches que no puedo dormir temiendo la visita de la Guardia Civil, que me lleve al patíbulo por el más ruin e infamante de los crímenes.

En fin, supongo que rendir divina pleitesía al heredero de Franco es una más de las comisiones a pagar por la libertad que tan generosamente nos ha sido otorgada por estos seres superiores. Porque en el fondo tienen razón, si Alejandro Magno fue divinizado por algo tan banal como conquistar toda Asia, ¿Qué menos que encumbrar al mismo nivel al matador de Mitrofán? Pobres mortales, no sabemos apreciar la magna aureola de perfección que emana del rey, y que se difunde por sus platónicas imágenes que campan por la prensa del país. Como cerdos desagradecidos, rechazamos la más sagrada vianda que el generoso monarca nos regala cada día, Dolce Vita mediante.

Hago un llamamiento a su majestad, viva imagen de la democracia y la libertad españolas, para que tenga piedad de este miserable lacayo que con tan poca cabeza quemó uno de sus retratos para calentarse en invierno. !Clemencia, oh paladín de la democracia¡ Absolvedme con vuestra divina gracia, no me hagáis arder en la hoguera como yo quemé vuestro divino rostro.

Un país para los católicos

Un país para los católicos

Del este nos llegan buenas nuevas sobre la iglesia católica. Los gemelos que en la actualidad gobiernan Polonia han propuesto una serie de reformas políticas para toda la UE con la sana intención de ponerla a la altura de cualquier democracia normal. Vamos, que nos quieren llevar al siglo XXI sin cobrarnos billete ni nada.

La historia reciente de Polonia está unida a la iglesia, a una iglesia que sirvió de refugio a la oposición al comunismo, que fue un pilar del sindicato “Solidaridad”, y que ahora que ya está hecho el cambio, quiere cobrarse lo suyo. El régimen comunista no se atrevió con los curas en un país muy religioso, y lo pagó caro. Lo que nadie esperaba era que 30 años después la iglesia siguiera exigiendo el pago de la deuda. ¿Nadie lo esperaba? Allá por 1978 otro país bajo gobierno dictatorial se apoyó en la religión para liberarse. El dictadorzuelo de turno no se atrevía con lo divino, y sus representantes en la tierra decidieron aprovecharlo para acabar con el tinglado. Me refiero al Sha de Persia, y al bueno de Jhomeini, una especie de curita cañón que vestido con turbante y sotana hizo lo que Walesa poco después, sólo que occidente no lo celebró con la misma alegría.

Tres décadas después Irán se mantiene bajo una teocracia anacrónica, en la que recientemente tuvieron que legalizar los matrimonios de un mes porque no podían detener a tantos jóvenes que mantenían relaciones fuera del matrimonio. Igual de tenaces, los gemelos Kaczyński están convencidos de poder vivir católicamente en la Europa del siglo XXI, en el mundo 3.0. Si por ellos fuera, entre las estrellas de la bandera europea pondrían una cruz y una efigie de la virgen.

Los gobernantes europeos no se lo pueden creer; un gobierno que se pliega en todo lo económico, pero que les lleva al paroxismo en lo ético y moral. Polonia tiene visos de ser la Utah europea, el país de los fanáticos, el lugar donde pueden comportarse como auténticos zumbados sin que nadie les moleste. Me parecería una idea magnífica, dar cancha a todos los que creen en Dios o el Pato Donald, para que puedan vivir según les dicen sus dogmas religiosos, el duendecillo verde que les aparece en sueños, o los mensajes cifrados en los cartones de leche, que todo viene a ser igual de respetable cuando de creencias hablamos.

En esa “Theuropa” sería legal quemar vivo a alguien por leer un libro prohibido, y los obispos no tendrían que ocultarse para follarse a los monaguillos. Rouco Varela podría decir en voz alta que murieron pocos rojos, y que con Paco, Adolfo y Benito todo habría ido mucho mejor. Incluso podrían montar un Auschwitz en miniatura para ir quemando brujas y judíos cuando una epidemia de gripe fuera interpretada como señal divina. En fin, todas esas cosas que tanto le gusta hacer a la iglesia cuando tiene el poder.

Sin embargo, parece difícil que los gemelos pachones sigan gobernando el país. No en vano, obtuvieron la presidencia con el apoyo de sólo el 10 % de las personas con derecho a voto, y eso es muy poco hasta para la abstencionista España. Es una auténtica lástima. Un gobierno católico sería magnífico para que la gente pudiera ver y escoger. Desvelaría la cara más honesta de la Santa Madre Iglesia, aquella que se muestra cuando tienen el poder en sus manos. Entonces todos estos que defienden por aquí el apoyo a Dios, a Intermon y a los sotanas pederastas, los que dicen que es mejor el Sida que el condón, que debe darse al César lo que es del César, que quien aborta es un asesino y Pinochet un santo varón... Todos estos católicos podrían demostrar su profunda fe yendo a vivir a la muy religiosa Varsovia. Sus hijos podrían ir a preciosos campamentos eucarísticos donde se les curaría de enfermedades como la homosexualidad o el escepticismo. Y para los renuentes siempre quedaría el Cardenal de turno que a base de vaselina y bajadas de calzón haría ver la fe al más pintado.

Hablemos de delincuencia

La reciente noticia de la violación de una menor en Tarragona ha vuelto a levantar las alarmas. Un hombre recién salido de la cárcel por otro caso de violación, e inimigrante ilegal para más inri, es el responsable de destrozarle la vida a una pobre muchachita cuyo único delito fue querer echar un polvete en una playa desierta de la costa daurada.

No necesito leer los periódicos para saber lo que dirán: “más reinserción” los de izquierdas, “penas más duras” los de derechas. Un único culpable, el violador, y siempre el culpable indirecto del estado o, mejor dicho, del partido político que gobierna, y entre cuyas tareas consta la de comerse la responsabilidad de todas las tragedias que la sociedad no puede asumir como propias de la condición humana.

El debate girará entorno a la rehabilitación de los presos, las diversas medidas que tomar para “castrar” a los violadores y, cómo no, el mal que provocan los inmigrantes en este país en el que la democracia es una tradición milenaria, y el respeto a la mujer poco más que una religión. Culpables del hecho serán los policías que hicieron caso omiso de las evidentísimas ganas que tenía el morito de jincarse a otra hembra en cuanto saliera de la cárcel. Culpables los defensores de la reinserción, y culpables los padres que permiten tales actos de promiscuidad entre sus hijos, que a esa edad es bien sabido que deberían estar en casa los chicos, y en un convento las chicas.

Sin embargo dudo mucho que oiga, vea o lea a nadie señalar con dedo acusador a un grupo de individuos cuya responsabilidad en lo sucedido, si no directa, sí es gravemente palpable. Me refiero a toda esa chusma que se dedica a defraudar con sus impuestos. A esos puercos que cobran 1 millón de euros al año y la renta les sale a devolver, que consideran urgente la renovación del Mercedes, y un robo el dinero que hacienda les sustrae anualmente.

Si toda esta escoria social, estas sabandijas miserables pagasen religiosamente sus impuestos, los funcionarios de prisiones tendrían el personal suficiente, y suficientemente bien pagado, para cumplir con sus tareas con diligencia. Se podría hacer un seguimiento de los presos en libertad condicional porque habrían agentes para tal comentido, y tendríamos agentes de la ley patrullando por las calles con mayor regularidad, evitando el tránsito libre y la acción indiscriminada de violadores y otra gentuza de la misma calaña.

Y llamo a los defraudadores escoria porque es responsabilidad suya que el estado no tenga los recursos suficientes para realizar sus tareas correctamente. Cada año los diferentes gobiernos hacen públicas sus cuentas, y en ellas podemos ver cómo, con mayor o menor eficacia, el dinero que damos a hacienda es invertido en bienes públicos necesarios. Mientras tanto, los defraudadores hacen malabarismos para ocultar sus propios números. Se vuelven locos cuando se les pide una factura, y claman al cielo si oyen hablar de “transparencia”. Es a ésta gente a la primera que debemos señalar con el dedo cuando busquemos responsables de esta violación, así como de docenas de injusticias que se cometen a diario mientras un seboso encorbatado se ríe en el Bulli explicando cómo la factura de la cena le servirá para desgravar 2000 euros en la próxima declaración.

La nieve no cae, pero la vivienda sí

La nieve no cae, pero la vivienda sí

El tema de los pisitos está a punto de caramelo. No en el parlamento, por supuesto, demasiado preocupado por lo de ETA y la bomba que han puesto en la propiedad de unos amiguetes (de los sudamericanos muertos no se preocupan más allá de lo formal, como si de un accidente laboral se tratara). La cuestión es que los pisos ya no suben lo que deberían, y podemos atenernos en los próximos años a situaciones de los más divertidas.En la tele dirán que el descenso es moderado, ya han acuñado el término “aterrizaje suave” que sin duda repetirán hasta la saciedad, para mayor agradecimiento de inmobiliarias, constructoras y demás. Estas empresas podrían comerse un buen polvorón si a la tele y la prensa les diera por hablar de crisis en el sector.

Y es que razones las hay para hablar de crisis. Sólo en Barcelona, el bajón está siendo espectacular en comparación con el año anterior, y la previsión para este 2007 es que irá a la baja. Una previsión más que creíble si nos atenemos a los más de 800.000 pisos que está previsto construir, y que se añadirán a la más que importante lista de inmuebles en venta de nuestro país.

Se habrán fijado que desde un tiempo a esta fecha, los carteles de “En venta” proliferan por los balcones. Paseando por la ciudad, o por cualquier pueblo, seguro que acabas topándote con tres o cuatro de estos cartelitos incrustados en un solo edificio, y más carteles aún a lo lejos, conformando el que puede ser paisaje oficial del nuevo año. Los precios no bajan todavía, pero ya se habla de descuentos de hasta un 10 % sobre el precio original. Esto es, oficialmente los pisos valen igual que el año pasado, pero si lo quieres vender antes de que te salgan canas, más te vale bajar un poco el precio.

Así las cosas se presenta un periodo movidito para los popes de la economía. En los años 90 hubo una crisis inmobiliaria en Japón. De tanto que bajaron los precios, a la gente le salía a cuenta renunciar a la hipoteca y lo pagado por ella para hacerse con otro piso, por un precio inferior a la mitad del que valía el anterior. Los bancos, al no cobrar los préstamos, fueron a la ruina en manada, y aún recuerdo la cara de imbécil de un director de banco japonés tras vender el cuadro más caro del mundo (Le Moulin de la Galette) por una cantidad bastante inferior a la que había pagado, y que lo había convertido en el cuadro más caro del mundo.

Difícil será que pase algo así por estos lares, aunque ostias habrá a manta. No los bancos, claro, que están más blindados que el rostro de Aznar. Son las familias, a las que les vendieron la moto de los tipos variables, las que pillarán como atunes. Si el año pasado ya les soltaron una subida de 100 euros mensuales o así, este año comienza con otro apretón por el estilo, y esperen que no vengan más. Con unos sueldos congelados o, siendo optimistas, subiendo al ritmo de la inflación, las familias de mileuristas deben estar al filo del abismo. Y lo mejor es que toda esta mierda se la están comiendo por un cuarto sin ascensor ni luz natural, construido cuando Franco era corneta. Vamos, que ni consuelo con una vivienda mínimamente digna.

Y cuando esto suceda tendremos que escuchar a los banqueros lavándose las manos del fregao, que ellos sólo han prestado a quien lo ha pedido. Claro, porque ellos no han falsificado la tasación de los pisos, inflando los precios para que la gente pueda pedir hipotecas por el 100 % de la vivienda. ¿O es que alguien se cree eso de que financian sólo el 80 %? Para un piso de 240.000 euros, se trataría de 8 millones de los de antes. ¿Conocen a alguien con esta capacidad de ahorro? Claro, el banco va cobrando y, cuando el deudor no puede pagar, se le embarga la vivienda y doble negocio. Pero hasta entonces nadie ha avisado al comprador de los riesgos, no ha habido interés ni de los bancos ni del gobierno por frenar esta subida que, al fin y al cabo, beneficiaba a todos.¿A todos? A todos los cincuentones, claro, los que tienen el mango por la sartén, los que votan a favor de la doble escala y mantienen desde hace 10 años un piso vacío que tienen desde ni se sabe, a la espera del gran negocio que les permita jubilarse como señores. Es una hipoteca más que nos deja la generación de la transición, la que ya se lo curró lo suficiente con el tema y ahora te toca a tí, hijo, apechugar con tus marrones y los míos, que yo ya estoy cansado.

Nadie abrió la boca cuando los precios se dispararon en los 90, porque ya les convenía, y ahora que construyen pisos hasta en el coto de Doñana, ea! A rasgarse las vestiduras. No ha sido hasta que han visto a sus hijos, con 30 cumplidos, aún en casita que les ha venido la prisa por hacer algo con “el problema de la vivienda” eufemismo para hablar de la brutal especulación que afecta a este sector. Mientras tanto, como los que votan en masa y acaban decidiendo no tienen este problema, ya les va bien con las “soluciones habitacionales” que propone el ministerio, ideales tanto para hacerse el progre como para ser criticadas desde la derecha sin ofrecer alternativa alguna. ¡Magnífico! La mano invisible que gobierna el mercado ha sido y es la única juez en este debate, y así nos va.Pase lo que pase, en fin, será una gran putada. Si los precios no bajan, los jóvenes nos putearemos hasta la jubilación para pagar una chabola miserable en la que vivir mientras los jubilados disfrutan de piso con moqueta, ayuda asistencial pagada por el estado y descuentos en los autobuses. Si por contra la vivienda cae en picado, muchos serán los trabajadores que verán irse a la mierda los ahorros de toda una vida por hacer caso a ese señor tan elegante y simpático del banco.

Por interés prefiero que pase lo segundo, ademá, porque  a estas alturas de la historia nadie puede decir que no sabe qué es un banco y cómo funciona. Lo malo es que si pasa ésto me veo al gobierno soltando la pasta para equilibrar las cosas, y al final nos tocará pagar a todos -menos al banco- las veleidades especulativas de los Rockefeller de carnicería que campan por el país. Qué le haremos, por lo menos podré vivir en un piso decente sin tener que vender un riñón.

Feliz año nuevo! (les desean tres encapuchados)

Feliz año nuevo! (les desean tres encapuchados)

Ni campanadas ni ostias. A los de ETA se les ha ocurrido festejar el año nuevo a lo grande, a la bilbaína, y a Ramon García se le ha caído la capa del susto. No es moco de pavo el petardazo que han soltado en la bella y pulcra terminal 4 de Barajas; sea la cantidad que sea, mucha bomba metieron en la furgo del pobre montañero para que la policía no haya encontrado ni el mechero.

Como recuerda hoy la prensa, estos bombazos no son cosa nueva, y tanto los vascos como el IRA ya utilizaron este método de presión en anteriores ocasiones: los primeros en la casa cuartel de Zaragoza, y los irlandeses en la “city” londinense, llevándose por delante lo más “beautiful” de la capital inglesa. Se trata, aunque parezca increíble, de la forma que tienen de negociar las bandas armadas: si no les hacen caso, recuerdan de qué se está hablando, y volvemos al tute. Beban tila los más soliviantados, porque este método difiere muy poco del utilizado, por ejemplo, por las empresas al negociar los convenios colectivos. La diferencia es que los unos causan muertes directas, mientras las otras matan lentamente. Cuando una empresa quiere hacer presión al gobierno, o a la vecina del quinto, anuncia un recorte de plantilla, la deslocalización de parte de la producción o sencillamente un aumento del precio de sus productos (recuerden las autopistas de pago). Claro, utilizan lo que tienen a mano, igualmente que los etarras. Coinciden en que les importa más bien poco los efectos a terceros de sus acciones, aunque difieren en que los empresarios tienen el refugio de los dividendos, mientras que a los nenes que pusieron la bomba les espera, com muchísima suerte, el indulto general y a currar de lampista. Si las cosas no les salen bien, cuatro décadas para licenciarse en derecho y escribir cartas a los hijos nunca vistos. En este sentido los de ETA merecen más respeto que la CEOE.

Diga lo que diga mr. Rubalcaba estamos en una negociación, y las dos partes van poniendo las cartas sobre la mesa. No hace tanto que condenaron a un tal De Juana a varios años de cárcel por el gravísimo delito de escribir, concretamente unas cartas donde, presuntamente, se amenazaba a no se sabe quién, porque no aparecía ni un solo nombre. Claro, estás negociando y te meten a un amigo en chirona por hacer unas declaraciones que no son ni la mitad de cafres que las dedicadas por Acebes, Zaplana y compañía contra el tripartito catalán (que si van a destruir España, que si debemos unirnos en su contra, que si son poco menos que ladrones). Que sí, que este señor De Juana decidió en su día ir más allá de las palabras y dedicarse a pegar tiros. Pero que yo sepa la justicia debe juzgar hechos, no presunciones. Espero que quede claro porque de no ser así, y caso de volver el PP al gobierno, un día podrían meter a todos los catalanes (cielos, yo lo soy!) en campos de concentración por presumir que maquinan destruir España.

Si una parte del estado (la judicatura, o al menos parte de ella) ignora que estamos en una tregua y negociando con ETA, ¿por qué nos sorprende que una parte de la banda armada opte por ignorar igualmente tal situación? El estado español no es el ejemplo a seguir, según la ONU, y pruebas de ello hay, desde los GAL hasta la liberación de Pinochet, que gracias a un presidente español hace poco pudo morir en su cama y rodeado de la familia. ¿Qué hace a este estado moralmente superior a una banda armada? Como bien dijo Webber, el estado es el monopolio de la violencia, tal es su único e inalienable sustento. Con la bomba de la T-4 ETA da donde más duele a un estado, en la violencia que sólo él debería controlar, pero no se comporta moralmente peor.

No olvidemos que el atentado iba destinado exclusivamente contra los intereses económicos, aunque se ha llevado por delante dos vidas más. Ahora que los más rancios de la banda armada pueden volver a tapear a las herrikos con la polla bien tiesa, es hora de volver a la mesa de negociaciones. Y no, no me creo lo que dice el gobierno de que la tregua está rota, principalmente porque ello supondría la derrota del PSOE en las próximas elecciones. Como buenos profesionales de la política (esto es, como señores que por nada quieren dejar el cargo) los socialistas estarán ahorita mismo hablando con Batasuna para decirles que bien, que mensaje recibido, pero que van a caer más etarras en la cárcel, van a haber más condenas estúpidas y se les va a llamar asesinos en público unas cuantas veces más. Pero que no se preocupen, que si Batasuna hace su parte (controlar a los talibanes) el gobierno irá avanzando y, lo que es el nudo de la cuestión, la sociedad también. Avanzarán hacia una aceptación de la tregua, de los indultos y el retorno de los presos al País Vasco. Una aceptación que necesariamente debe ir unida a la del País Vasco como región, digamos, especial. Fórmulas hay para todos los gustos, como ha demostrado el estatuto catalán. Y si se tiene que reconocer alguna ida de la castaña de los nacionalistas vascos a cambio de la paz, pues ea! Personalmente –y somos legión- me importa un pito redoblado la forma en que debamos llamar a Euskadi, el idioma en que ellos hablen o la selección de fútbol que subvencionen copiosamente. Si a los peperos no les parece bien y están dispuestos a morir porque Raúl siga siendo el capitán de todos los españoles, pues allá ellos, tienen experiencia en el tema, y no pareció importarles mucho las muertes físicas de sus afiliados, no tanto como el atropello contra el estado, la nación y la bandera (esa cosa que muchos usan para limpiarnos el ojete tras defecar).

Si una lección nos dejó la transición española, es que por encima de dignidades y banderas están las personas y sus pequeñas vidas. Durante décadas ni el gobierno de turno ni la ETA de turno han asumido este principio. Parece que ahora comienzan a captarlo, y por mucho que les cueste finalizar el camino iniciado, es necesario que se les apoye porque de lo contrario nos encontraremos con más cadáveres sobre la mesa cubiertos por las más variopintas banderas y crespones.

Hazte político, verás fútbol!

Hazte político, verás fútbol!

La presidencia de un parlamento suele ser un cargo bastante testimonial. No es que no haga nada, porque su función consiste en dar y quitar la palabra en el hemiciclo, que no es poco. Sin embargo, no se trata de un cargo de decisión política, sino más bien funcionarial, administrativo. No es de extrañar, por tanto, que en muchas ocasiones la elección del cargo se haga más teniendo en cuenta el salario que la tarea a realizar: los Presidentes del parlamento tienen pensión vitalicia, y ello es muy importante para los que llevan muchas legislaturas en política, demasiadas para volver fácilmente a su vida anterior, con sueldos más –digamos- recatados. Tal fue el caso de Heribert Barrera, primer presidente del Parlament de Catalunya tras el franquismo, escogido más por esa razón que por sus más bien escasas aptitudes para el diálogo y la concordia.

Por eso me sorprendió ya la legislatura pasada la elección de Ernest Benach como presidente del Parlament. Para los que no le conozcan, es un tipo barbudo y barrigudo, con una cara de complacencia que tumba. Forma parte de ese sector de gordos que se lo han currado, vamos, que no es cuestión sólo de genética, sino que han realizado un esmerado trabajo de ingesta y deglución en cantidades pantagruélicas.

Además de comer, al señor Benach le encanta el fútbol. Muestra de tal pasión es la diligencia con que asiste al palco del Camp Nou, con mayor regularidad y eficacia que cuando ocupa la silla presidencial en las antiguas caballerizas de la Ciutadella. Su gordura le hace fácilmente visible cuando las cámaras enfocan el palco: a la derecha del otro “president”, mirada sobria, gesto relajado, siguiendo con todo detalle el devenir del ejército imaginario de Catalunya en sus mil batallas contra el invasor español (o es espanyol?).

Tal afición ha llevado a don Ernesto a viajar con la infantería del F.C.Barcelona a una de sus bregas en tierras niponas. El sr. Benach, que cobra de todos los catalanes, ha creído conveniente dedicar cinco días laborables a acompañar a un equipo de fútbol hasta los confines del planeta. La excusa: una recepción oficial del parlamento nipón, o de su presidente o algo así. Así que ya lo saben, catalanets de pro que campan por la red: cuando mañana entren ustedes a trabajar, piensen que una parte de lo que ganen servirá para que el presidente del Parlament siga cobrando su salario mientras realiza la tan árdua y necesaria tarea de acompañar el Barça a 10.000 quilómetros de aquí.

La pregunta que me hago es qué necesidad hay de un puesto de trabajo que puede permanecer desocupado una semana entera sin que pase nada. Vista la inutilidad del mismo, vamos, que es una estafa como una catedral, propongo que se suprima el cargo de president del Parlament, al menos a nivel político. Propongo que a partir de ahora sea considerado un cargo funcionarial normal, con su concurso opositor y un salario, digamos, de ujier, que la cosa no necesita más gastos.

Debemos agradecer al señor Benach la forma tan clarividente con que nos ha mostrado a todos que su cargo es una estafa, quien lo ocupa un vividor, y quienes lo mantienen con su sueldo, unos borregos por hacerlo.

un puerco ha muerto

un puerco ha muerto

Siempre que se habla de dictadores, me vienen tres nombres a la cabeza: Hitler, Mussolini y Franco. El primero se salvó de la humillació extrema sucidándose de alguna forma; el segundo no tuvo tanta suerte, y acabo colgado por las piernas, con las partes pudiendas rebanadas. El tercero, nuestro Paquillo, tomó nota de lo que les había sucedido a los anteriores. Se aferró a la poltrona, no se la jugó ni siquiera cuando le obligaron a ceder incondicionalmente so pena de unirse a África en lugar de Europa.

Pero lo que tienen los miserables es que la historia les condena, y no hay impunidad que valga. A la familia Franco les dolió que se publicara la foto de Paquito intubado hasta por el culo, y no fue sólo por la dignidad de la persona en cuestión. Los dictadores, es lo que tiene, no pueden perder ni un ápice de dignidad, so pena de perderla toda. Cuántos franquistas redomados, al ver la foto del dictador, no dudaron de que esa cosa hubiera actuado “por la gracia de Dios”, que decían las monedas de duro.

Al Pinocho le pasa lo mismo. El cerdo este ha muerto, que la muerte a veces es cosa muy buena y saludable, ahorrándose un juicio formal que en el fondo no era necesario. Sólo con sus actos y declaraciones públicas había suficiente para empalarlo en vida y dejarlo pudriéndose bajo un nido de hormigas rojas. Pero pobre del que crea que con ello ha salvado la dignidad esa que tanto decía importarle (dicen que no valoras las cosas hasta que las pierdes). Pinochet ha muerto encarcelado en su propia casa, ignorado por los poderes fácticos de Chile, que en el mejor de los casos respirarán aliviados por quitarse de encima tamaño engorro. Al resto, a los que sufrieron de una u otra manera una dictadura en toda regla, no les queda más que descorchar un buen vino, esa bebida que se hace como las dictaduras, pisando y exprimiendo.

Quedan para la historia sus actos durante la dictadura, su derrota en las primeras –y únicas- elecciones que convocó siendo jefe de estado, y la cobardía con que huyó una y mil veces de su pasado, significado en los varios procesos que se abrieron contra su persona. Pasarán los años, y en los libros de historia se hablará de un dictador que quiso mantenerse en el poder aún a costa de cometer atrocidades varias, de un tipo infecto que aceptó ejercer de matón a sueldo del dinero para acabar con una democracia y un presidente que lucharon por la dignidad de sus gentes. Se hablará de más de 3.000 muertos, de violaciones, torturas y desapariciones.

Y la historia condenará, porque la historia la escriben los vencedores; y en este caso, como en España, lo vencedores lo han sido después de muertos. Chile, como España, viven hoy más cerca de su sueño que de su pesadilla. La biología no ha hecho más que refrendar un hecho consumado: la derrota de los modelos reaccionarios, el fin de la edad media para todo y para todos, el comienzo de una era que será mejor o peor, pero que algo tendrá de bueno cuando me permite aquí y ahora decir que me alegro muchísimo de la muerte de don Augusto, que ojalá nunca hubiera nacido, que lo único triste de su muerte es que no haya vivido muchos años, intubado como Paco, viendo desaparecer su patético mundo.

¿Por dónde?

Y yo me pregunto, si el Sr. Rivera aparecía desnudo en el cartel de la campaña electoral, por dónde se había metido el carnet de Nuevas Generaciones?

A. Por la nariz, que tiene cara de tener un gran tabique.

B. Por la oreja, que no parece utilizarla para mucho

C. Propongan ustedes mismos

¿Qué sabrá el Papa de condones?

¿Qué sabrá el Papa de condones?

En diario La Vanguardia cacé al vuelo dos cartas de lectores sobre el suicidio: una encontraba explicación al aumento de suicidios en Barcelona en su renuncia a los valores cristianos. La otra carta respondía alegando que lo que en realidad ocurría era un destape de situaciones que antes, por vergüenza cristiana, se ocultaban como accidentes o muertes repentinas.

Esta clase de debates son un clásico, la quinta esencia de lo que ha venido siendo el enfrentamieno izquierda·derecha durante toda la guerra fría. Si en algo son expertos los católicos es en hipocresía. Esta palabra impregna su vida confesional desde el primer perdón de todos y cada uno de los pecados, hasta la extremaunción que vuelve a perdonarlo todo con tal de aceptar la sumisión al Capo dei Tutti Capi.

Otro ejemplo magnífico es la reacción del vaticano a unas imitaciones del Papa hechas por un programa italiano. Los que hace un par de meses pedían moderación a los musulmanes por las caricaturas de Mahoma, ahora se rebotan porque un tipo hace broma de un Papa que está vivito y coleando, o sea, que micciona, se equivoca, se ducha y enjabona sus partes pudientes, e incluso alecciona a los monaguillos sobre cómo curarse los cortes del afeitado. No quiero pensar qué habría dicho la iglesia si el humorista de marras se hubiera metido con algún santo o similares.

Pero volvamos al jugoso tema de los suicidios. Una vez más, la iglesia hace de la “vida” su punta de lanza. Esta argumentación del aumento del suicidio va en la línea de las barbaridades que dicen sobre el uso del preservativo o de la experimentación con células madres. Claro, actualmente la iglesia tiene pocas vías de ampliación, por cuanto la mayoría de sus postulados se contradicen con la “vida” cotidiana de las personas. Dicho de otra forma: si hacen las cosas que deberían hacer según su credo, se quedan más solos que Jesucristo en el desierto. Pero la iglesia no es sólo un lugar de reflexión, también es una empresa (multinacional, que nunca quiebra) y como tal debe mantener sus cuentas a flote. De ahí su rechazo a la teología de la liberación, muy buena pero que no da beneficios, y la creación de un discurso en torno a la “vida” para justificar su presencia en este valle de lágrimas.

Aún recuerdo las bobadas que decía Juan Pablo II sobre el uso de preservativos. No dejaba de ser contradictorio que el mismo hombre que se opuso a una guerra contra el “infiel” Saddam Hussein, volviera repentinamente a las raíces cristianas en el tema del SIDA. Desde su creación el cristianismo ha tenido que lidiar con otros cultos que han intentado quitarle el puesto. Cuando se hizo grande y poderosa no hubo problema en quemar cátaros, expulsar musulmanes o incinerar judíos. Pero cuando eran cuatro gatos hubo que inventar un distintivo, una “marca” que los identificara entre el desparpajo de credos que habitaban Europa durante el primer milenio (d.C.). Podrían haberse puesto un lacito rosa en el lóbulo, o tatuarse el nombre de algún vegetal en el trasero, que habría servido igual. Sin embargo los primeros cristianos tuvieron a bien adoptar el celibato como signo identificativo.

Obviamente, cuando el catolicismo se alzó como credo mayoritario el tema se relajó, y en el siglo X San Benito recomendaba a los monjes “fornicar poco”, señal que follar follaban. Con el tiempo la norma se convirtió en costumbre, y así todos los países cristianos hacen ver que no follan salvo para reproducirse, aunque a la hora de la verdad aquí se folle igual que en Mahattan o Papúa, tierras herejes y llenas de salvajes fornicadores idólatras.

Todo iba a las mil maravillas hasta que llegó la democracia. Con la creación del estado racional las gentes dejaban de vivir sujetas a la autoridad eclesial. ¿Cambiaron las cosas? En el fondo no, la gente siguió haciendo lo mismo, sólo que ahora sin esconderse, a las claras, sin hipocresía. Y otro tanto está sucediendo con un tema mucho más Tabú como es el suicidio. Claro, las cosas van poco a poco, y no podemos cambiar en seis meses lo que nos han embutido en seis siglos, pero todo va cambiando: al sexo podemos añadirle la equiparación de derechos con la mujer, la libertad de expresión y pensamiento, la reducción de las normas morales y sociales, y tantas y tantas porquerías que la Iglesia defendía, jodidos, “por nuestro bien”.

Sin embargo los cristianos no aprenden. A ellos les gusta vivir engañándose, y necesitan que todos juguemos a su juego para que parezca de verdad. Que sea con ellos o a la contra, apoyando otra religión, les da igual; que mucha gente deba sufrir y morir para mantener la coherencia de las paparruchas que dicen, ahí no les importa la “vedo”. En pleno siglo XXI mantienen las memeces religiosas del XIV como si nadie se hubiera dado cuenta del tiempo pasado, y lo peor es que intentan que la sociedad actual se adapte a ellas. Legislan sobre familia pensando en la medieval, discuten temas científicos con los argumentos de la piedra filosofal, se meten en medicina usando métodos de carnicero. En definitiva, entorpecen, cuando no destrozan, el engranaje social en que vivimos, como lo harían 20 kilos de carbón en el depósito de un Renault Clio.

Leccion de historia

Leccion de historia

Nietzsche no anbada desencaminado con su teoría del eterno retorno. Tal vez si Bush se hubiera dedicado a leerlo en lugar de enfangarse en la Biblia ahora seguiría siendo un alcohólico, pero no habría llevado a su gente a Iraq. El envío de tropas a Mesopotamia repite una situación ya vivida en Vietnam, aunque las consecuencias probablemente no serán tan positivas como finalmente lo fueron en la antigua Indochina.

Cuando los marines fueron a matar vietnamitas recibieron de lo lindo,  y aunque la cifra de muertos les fue favorable en una proporción de más de 40 a 1, para un país que llevaba un siglo sin ver guerra en su territorio supuso un golpe durísimo, tanto más cuando los del Vietcong se permitían lujos tales como asediar la embajada de los EE.UU. en Saigon, o meterles bombas en los mismísimos morros a base de lo que hoy se llama “terroristas suicidas”, que Bin Laden no ha inventado nada.

Pero cuando la guerra terminó, y los marines volvieron a casita a cobrar pensiones de mierda y ser abucheados por los pacifistas, China y Rusia se habían enemistado por el conflicto, y los EE.UU. salieron como potencia vencedora y dominante frente al comunismo dividido.

En Iraq la cosa va por otros derroteros. El objetivo de los EE.UU. en Oriente Medio era cercenar a uno de los países con mayor potencial de la región, por poseer agua, petróleo y población. Un país que de haberse recuperado de la guerra con Irán podría haberse convertido en una potencia regional que amenazaría tanto al aliado Israelí como a la vecina Arabia Saudí, ese reino medieval que Occidente tiene tanto interés en mantener tal cual, no vaya a nacer otra república islàmica, o socialista árabe, o lo que sea.Sin embargo, la destrucción del estado construido por el partido Baas, un hecho indiscutible, antes que provocar nuevos enfrentamientos ha generado un sentimiento de unidad del mundo árabe contra los Estados Unidos, y de paso ha arramblado con la opinión pública europea y, si vemos las última selecciones norteamericanas, parte de la estadounidense.

Si el país del Tigris y el Éufrates acaba, como es posible, dividido en tres, Bush y Europa lo tendrán todo un poco más difícil. Ni kurdos, ni suníes ni chíies tienen nada que agradecer a occidente, y sí mucho que reprocharle.  De ahí esos primeros pasos de acercamiento a Siria e Irán, muestra de la derrota y la necesidad de redibujar el mapa de influencias de la región, un mapa donde Arabia no será la única con derecho a voto, y que comportará una mayor autonomía para la OPEP, deseosa de recortar la producción para mantener el elevado precio del petróleo.

Los beneficiados de este estropicio son Rusia e Israel. Putin se convierte cada vez más en el señor del petróleo. A bote pronto creo que su país dispone de más del 30 % de las reservas mundiales, una cantidad que le permite hablar de tú a tú a la OPEP. Eso puede llevar a la antigua Unión a una situación de preeminencia, especialmente en los asuntos de Europa, gran dependiente de la energía importada.

Israel ha alejado a un presunto enemigo de sus fronteras, aunque tampoco debería alegrarse. El nuevo estado –o estados-, sea cual sea, obtendrá más rentabilidad atacando que defendiendo a los hebreos. Por otra parte, el conflicto que mantiene este país –o colonia, como prefieran- con los nativos de la región depende tanto o más de la guerra mediática que de la militar. Además, hasta la fecha el poderío bélico de Irak no ha pasado de tres o cuatro Scud lanzados contra el desierto israelí, vamos, que tampoco se han salvado de nada grave.

Bush debería aprender algunas lecciones, y observar por ejemplo lo que le pasó al bueno de Napoleón cuando le dio por venir a España a difundir su tarea de lo que hoy en día llamamos “democratizar”. El vulgo, la plebs, echó con cajas destempladas a los Bonapartes aclamando como “el deseado” a uno de los peores reyes que ha tenido España. Sin embargo el país adoptó muchas de las medidas importadas por Napoleón, como la administración racional, o la división por provincias aún vigente hoy día. Por mucha buena fe y muchas buenas ideas que traigas, mr. Bush (y el suyo no es el caso), nadie acepta que éstas le sean impuestas, y muchísimo menos por un extranjero que ni siquiera sabe decir buenos días en el idioma del país.

El hombre del corsé

El hombre del corsé

De entre los grandes miserables que campean por las españas, el insigne Pedro J. Ocupa un lugar de lo más destacado. Es por ello, y por mi habitual falta de imaginación, que hoy hablaré de este hombre que para muchos saltó a la fama, casualmente, vestido de mujer. Porque de periodistas hay muchos, y directores de diarios –aunque menos- también. Sin embargo no hay fantoche que gane a este individuo que diríase ha nacido para destacar, para dar la campanada.

Las ganas que le tenía yo a este tipo vienen del 11 de marzo de 2004, y todo lo que ha llovido. Anteriormente el bueno de Pedro J. Tocó la gloria con el tema de los GAL y la defenestración de Felipe González, luego explicada con pelos y señales por Luís María Ansón. Gracias a Barrionuevo y compañía el diario El Mundo subió como la espuma, y su director fue encumbrado a los altares por la plana mayor política y periodística que por aquellos años controlaba el tinglado.

Así fueron pasando unos años en que el marido de Ágatha Ruiz de la Prada volvió a la palestra, esta vez por sus vicios privados, en un asunto que nunca que se explicó del todo, pero que al parecer no afectó al caballero, ni si quiera en su estridente forma de vestir. La mayoría absoluta del PP estabilizó lo obtenido en los años de guerra al PSOE, e incluso el fanatismo de Aznar dio oportunidad a El Mundo de criticar al gobierno, a su gobierno, con lo de pornográfico que estas situaciones tienen para los que se hacen llamar liberales.

Todo iba muy bien hasta que vino el Tunecino y envó a tomar por ahí unos trenes de Renfe clavaditos a los que el menda cogía a diario por esas fechas. Tras unos días de desconcierto, en que se llegó a ver a Pedro J. Paseando por la Moncloa de manos del nuevo “presi”, sonaron las trompetas de Jericó en El Mundo del Siglo XXI. La caverná tocó a rebato y mr. Corsé maquinó una de las sagas periodísticas más repugnantes que se recuerden.

Con 191 cadáveres sobre la mesa -a peso unas 10 toneladas de carne- el hombre de los tirantes y las camisas a rayas maquinó la forma de darle la vuelta a la tortilla. Para ello aprovechó el discursillo del PP, de que había sido ETA, y con su buen hacer en la retórica dibujó negras nubes sobre el horizonte de una investigación compleja y apenas iniciada.  Acusó a propios y extraños de haber colaborado en la perpetración de los atentados, dio páginas enteras a personajes secundarios de dudosa credibilidad, pero que encajaban perfectamente en su novela. Ni siquiera le importó llamar al frente a las asociaciones de víctimas del terrorismo etarra, a la vez que ninguneaba a la representante de las víctimas del 11·M por no seguir la “línea” que él, oráculo de la verdad y la objetividad, dibujaba día a día en línea directa con el Partido Popular.

Así las cosas, durante años hemos podido ver en el diario que dirige portadas chiripitifláuticas, del tipo de “El tunecino le dijo a Trashorras que comprara manteca”, titulado a cinco columnas, con gran foto y sin ninguna vergüenza. Se ha querido vender despropósitos al precio de verdades, se ha visto la “mano negra” en defectos de forma del proceso, se ha acusado al PSOE de connivencia con organizaciones terroristas. Pese a que el tiempo le ha quitado la razón (en múltiples sentidos) Pedro J. Sigue a día de hoy entestado en su plan para derrocar a otro gobierno. Lo más lamentable es el desprecio que esto supone para los lectores. Cuando no hay más que indicios, El Mundo abre a todo trapo, y cuando estos indicios són refutados, ¡resulta que el tema se trata aún más a fondo!

A pesar de todo, más de dos años después de comenzar la aventura el compañero sigue ahí (vamos Rocinante!) supongo que ya por vergüenza de sacar la cabeza fuera. Por si no quedaba claro el criterio con que se escoge la información en su diario, recordemos la mítica portada centrada en su piscina en Mallorca, acompañada de una foto que refutaba el titular.La España de las miserias, la España negra, tiene en Pedro J. Ramírez a un personaje de postín, destinado a escribir una de las páginas más miserables de la historia. El que iba de liberal, portador de aire fresco, ha acabado metiéndose en la caverna. Se proclamaba de centro y ahora va a por la derecha, de la mano del talibán de sacristía, retorciéndose de rabia, exhalando bilis sobre sus propios acólitos que ahora le tienen como enemigo; especialmente en Catalunya, donde su soberbia le ha llevado a apadrinar un partido hijo de la realidad que inventa en las páginas de su diario.

Pese a estar acusado por lo dicho acerca del 11·M, dudo que Pedro J. Acabe en el talego, por mucho que se lo merezca. Sin embargo, siempre nos quedará el consuelo de aquellas imágenes y aquellas palabras que tantas cosas explican en tan poco tiempo: “te vas a mear.....?”

Compañero vótame aunque seas de HB

Compañero vótame aunque seas de HB

La propuesta de expandir el partido “Ciutadans” por toda España puede encontrarse con problemas terminológicos si aterriza en el País Vasco, y es que en vasco Ciudadanos de Euskadi se traduce Euskal Herritarrok. Sí, sí, recuerdan? El anterior nombre de Batasuna, que como el actual fue ilegalizado en su día porque no condenaban un tipo muy concreto de violencia, la terrorista practicada exclusivamente por ETA y su entorno.

Así que los Espada, De Carreras y compañía tendrán que plantearse, por lo pronto, buscar otro nombre o renunciar a su traducción en vasco, algo muy natural si consideramos las esencias de este partido, esto es, única y exclusivamente el idioma utilizado por las administraciones públicas en su día a día.Si los ciutadans optasen por traducir su nombre al vasco tal cual, sin mirar por los politiqueos que ellos tanto repudian, se encontrarían con que la Ertzaintza invadiría sus locales en pocos días, Garzón dictaría un auto para detener a sus máximos dirigentes, y es posible que Espada fuera encarcelado sin fianza y vilipendiado por el diario que a día de hoy le da de comer. Por contra, bastará con que se limiten a usar el castellano para que puedan desarrollar su discurso libremente. ¿No resulta un tanto contradictorio? ¿No es esta la clase de impostura kafkiana que los Ciutadans ponen como ejemplo que justifiquesu existencia?

Y ahí viene la pregunta del millón: de extenderse por la piel de toro, ¿harán frente los Ciutadans (perdón, los Euskal Herritarrok) a esta y otras sandeces aprobadas por ley y refrendadas por el pacto antiterrorista que tanto defienden sus voceros de Madrid? Es lo mismo que preguntarse si, de llegar algún día al parlamento de Madrid, Rivera y sus acólitos hablarán en catalán, gallego, euskera, bable, patoés, aranés, menorquín y todas esas lenguas que se hablan en España y que nunca, Jamás, han podido utilizarse en la que se supone es la casa de todos. Que si de traductores es el problema, no se preocupen, que en mayores mandangas se gastan muchos millones, y contratar a ocho o diez personas, a sueldo mileurista, para que traduzcan las declaraciones a aquellos que por falta de tiempo, ignorancia o despecho no se hayan dignado a aprender el idioma en que se expresan sus convecinos, no hará temblar ningún presupuesto general. Lo que no puede ser es que por esconder las vergüenzas propias, las ignorancias centenarias, fruto de aquella prepotencia que campó por los Mandriles hasta el 1898 y más allá, se menosprecie repetidamente los muchos idiomas de las muchas Españas.

Obviamente, una opción más fácil sería que en el Parlamento de Madrid se hablara madrileño (perdón, castellano) y en los autonómicos la lengua de cada cual. Pero no, claro, Ciutadans quiere castellano (perdón, español) hasta en la sopa, y dos tazas tendrán. Porque los argumentos que exponen pueden utilizarse de forma contraria, y convertir el Congreso en una pequeña ONU, todo por no poder soportar que en la Generalitat se hable de “trens” en lugar de “trenes”, por considerar inaceptable que uno de cada veinte canales de televisión sea en catalán.Me gustaría, sí, ver a Arcadi Espada como parlamentario en las Cortes, acusando a Montilla de construir campos de exterminio en el Solsonés, y a Puigcercós engominado, contestándole en catalán, y siendo expulsado de la cámara por utilizar el idioma que no debe. ¿Quién sería entonces el perseguido?¿Quién el perseguidor, el filofascista, el discriminador? Qué fácil cambian las tornas cuando se hace del discurso política, cuando se vive exclusivamente de demagogia.

Lodos de Aznar, fangos de Rajoy

Lodos de Aznar, fangos de Rajoy

A dos años y medio de su renuncia, Aznar sigue dando guerra en la política española, aunque no en la línea que el tercero de las Azores tenía previsto. Baste ver los temas que ocupan actualmente la agenda para caer en ello. Por un lado tenemos las negociaciones con ETA. Aquí pepemari nos dejó el bonito regalo de unas “víctimas” sobredimensionadas en su papel, defendiendo unos postulados que, de llevarse a la práctica, significarían la prolongación del conflicto varias décadas más.

Fue un movimiento que zanjó definitivamente la campaña del 2000, unos comicios que el PP tenía de cara por los buenos resultados electorales. La muerte de Miguel Ángel Blanco abrió nuevas vías de aglutinar votos por el terrorismo, convirtiéndolo en la primera preocupación de los españoles pese a las pocas muertes por terrorismo en comparación con los años anteriores. Arropado por varios medios de comunicación, el líder popular inició una campaña de acoso y derribo que vinculaba nacionalismo a terrorismo, a la vez que exigía de todos y cada uno el posicionamiento firme y –sobre todo- público en contra del terrorismo de ETA (de los demás, chitón por el momento).Los resultados de esta política fueron, por un lado, la potenciación de las asociaciones de víctimas del terrorismo, la mayoría controladas indirectamente por el PP, y por el otro la ilegalización de un partido político –Batasuna- por no condenar públicamente los actos considerados de terrorismo, ya fuera la quema de containers o el tiro en la nuca. Cabe destacar que la ilegalización de Batasuna no fue por colaborar con ETA, sino sencillamente por no condenar públicamente sus atentados y los de otras gentes del entorno abertzale, esto es, se les condenó por su forma de pensar, algo teóricamente incompatible con una democracia. En cualquier caso, colocaron a esta formación en el papel de víctima frente a sus simpatizantes, que reaccionaron cerrando filas y votando al Partido Comunista de las Tierras Vascas, sucedáneo de Batasuna que gracias a estos votos mantuvo su posición preeminente en el Parlamento Vasco.

A día de hoy las consecuencias de estos lodos se encuentran en el parlamento, enfangado en constantes exigencias de información sobre unas negociaciones con ETA que necesariamente deben llevarse desde la discreción. En lugar de presentar una imagen de unidad, el PP se ha lanzado, con las asociaciones de la mano, contra las negociaciones de los socialistas con el objetivo de mantener viva la llama de la unidad nacional frente al terrorismo. El resultado es un parlamento dividido, debilitado ante la banda armada e incapaz de garantizar la continuidad de las negociaciones si dentro de dos años el PP gana los comicios. El independentismo vasco, por su parte, no ha sido debilitado ni la décima parte de lo que dice la prensa de Madrid. Si su brazo armado está en las últimas, la masa social se mantiene incólume, haciendo inútiles todos los intentos de PepeMari por acabar con el problema del terrorismo y el de las nacionalidades de un plumazo.

Pero ese no es el único legado de Aznar. El bigotes dejó su marca indeleble en el manido debate estatutario, aunque para ello precisó de una ayuda inestimable: el gran Pasqual Maragall. En la línea Ibarretxe, al nieto del poeta se le ocurrió plantear un nuevo estatuto para Catalunya, con la sana intención de verlo rechazado en Madrid, lo que significa más munición para el nacionalismo catalán. Pero he aquí que Aznar, esta vez por defecto, tuvo la graciosa idea de regalar la Moncloa al PSOE por la vía de la mentira y la manipulación mediática.

Fue otro bigotes, el coronel Tejero, quien detuviera en 1981 el desarrollo de los estatutos autonómicos. Desde entonces la mayoría de las comunidades autónomas tienen –o tenían- menos poder del que sus respectivos estatutos les permitía tener. En lugar de exigir el pleno desarrollo de las competencias, que habría sido lo mismo, a Maragall se le ocurrió que un nuevo estatuto tendría más eco mediático, y no se equivocó. Pero la derrota de Aznar obligó al tripartito a convertir en hechos lo que no era más que un farol.

Lo más gracioso del asunto es que la petición de un nuevo estatuto para Catalunya ha tenido como respuesta, al correr de los días, la misma exigencia por parte del resto de autonomías, y muy especialmente las populares de Mallorca y Valencia, esta última con una clàusula que hace suyas automáticamente varias cláusulas del nuevo estatuto catalán.

La política centrista y contra los nacionalismos periféricos de Aznar ha terminado así por fortalecer los susodichos nacionalismos y generar nuevas aspiraciones federalistas (por decirlo sin ofender) en toda la piel de toro.

Por último vale la pena añadir el grano en la nariz que es Ciutadans nosequémas. Estos señores son los hijos bastardos de una mezcla de antinacionalismo catalán y vasco, junto con el apoyo a un nacionalismo español expansionista, aderezado con la mala baba que cuecen las organizaciones antiterroristas y los locutores de la COPE. Resulta que estos señores, apoyados desde Madrid con la intención de horadar votos al libertino PSC, se plantean expandirse como un virus por todas las Españas. Y ahí tienes a la plana mayor popular respondiendo las puyas de una banda de titiriteros y sicofantas cuyos escaños se deben más a la elevada abstención electoral que a los votos por ellos obtenidos.

Toma tres

Ya puede decirse alto y claro que en Catalunya volveremos a ver un tripartito en el gobierno. ERC no ha hecho más que un amago de negociación con CiU para luego saltar en brazos de Montilla, que ha sabido mantener la calma mucho mejor que Mas, el candidato de una CiU que ha tardado décimas en ofrecerle a los republicanos todo menos la presidencia.

Nada más saberlo, el PP, la sección catalana del Movimiento y sus medios afines han puesto el grito en el cielo; un grito mezcla de risa histérica y rabia contenida ante cuatro años más a la sombra, por mucho que el partido de los cómicos y los columnistas haya sacado tres inútiles diputados, con los cuales sólo pueden ser decisivos para las respectivas economías familiares de los nuevos parlamentarios.

Por mucho que berreen en cierdos medios de comunicación, este tripartito apunta diferencias respecto al anterior. Para comenzar desaparece Maragall, ese político más parecido a un candidato yanqui que al clásico militante. Su presencia a modo de crack brasileño con plena movilidad en el campo generó muchos de los desbarajustes del anterior gobierno. Lo mismo puede decirse de los consellers y demás provenientes de ERC, que con sus declaraciones daban a entender que seguían en la oposición pese a ocupar carteras gubernamentales.

Según parece, el nuevo pacto del Tinell comienza con un acuerdo Montilla·Carod para no tirarse los trastos a la cabeza mientras compartan la dirección del principado. Carod consigue el número 2 del gobierno y varias “consellerías” claves, a cambio de bajarse los pantalones y aprender a tener la boca cerrada. El cambio se ha notado desde el comienzo en los republicanos, que han renunciado a consultar el acuerdo con las bases, como hicieron con el estatut catalán. Tal como recuerda hoy un lector de La Vanguardia en las cartas al director, los miembros del gobierno están para servir a los catalanes, y no a los militantes de su partido. Primera lección aprendida.

Otra cosa que ha cambiado es el peso de la “cuestión nacional” en el debate público. Si hemos tenido que soportar tres años de debates sobre qué era Catalunya, en la recién finiquitada campaña electoral los temas a debate han girado en torno a vivienda, infraestructuras y desarrollo económico, con muy pocas críticas a Madrid. Aprobado el nuevo Estatut, sus impulsores (incluidos los que hicieron campaña en contra) no pueden seguir llorando so pena de ser tachados de inútiles y mentirosos. Por otra parte, la ofensiva de cierto sector de la sociedad española contra todo lo que huela a catalán es una clara advertencia a los lodos en que caerán aquellos que pretendan ir demasiado lejos en el tema del catalán, la independencia y todas esas cosas. La prueba más patente es la consecución de tres diputados por parte de Ciutadans, un partido de tintes lerrouxistas que con la bandera del anticatalanismo han obtenido el apoyo de varios medios de comunicación, así como de una porción de los votantes catalanes de difícil definición (tal como quedó patente en su congreso fundacional).

En las relaciones estatales también se ve un cambio de calado: si cuando se firmó el pacto del Tinell el presidente del gobierno era Aznar, ahora lo es el socialista Zapatero. Digan lo que digan, Montilla ha perdido unos cuantos pelos en negociaciones políticas, y difícilmente se rebajará a ser un apéndice del PSOE, panorama al que le condenaba la sociovergencia. Lo más sensato es pensar que a Montilla le va bien que Zapatero esté en Madrid, y viceversa, porque un político donde mejor está es en el gobierno, y si en el pueblo de al lado también gobierna un amiguete, mejor que mejor. Lo mismo puede decirse de ERC, que pese a obtener réditos electorales cuando gobierna la derecha, tendrá muchas más libertad con un socialista en la Moncloa. Esta relación también puede ser recíproca, pues los 8 diputados de ERC en el parlamento son justo los que el PSOE necesita para, junto con IU, tener la mayoría. Así las cosas, Carod y Puigcercós deberán demostrar en esta nueva legislatura que son un partido de gobierno, de los que saben pisar barro y tragar sapos manteniendo la sonrisa impoluta.

La situación se presenta, pues, más sosegada que en la anterior legistatura. Ya se ha visto en la campaña electoral, de las más tranquilas que se recuerdan, así como en la participación, también muy tranquila. Para recuperar los votantes perdidos hará falta inaugurar muchas cosas, pelearse lo menos posible y no cometer cagadas innecesarias, tipo coronas de espinas, reuniones con etarras, infudadas acusaciones de corrupción y demás. Tampoco sería inteligente entrar en el debate nacionalismo·antinacionalismo·islamismo·judeomarxismo que ciertos grupos de presión de la meseta intentan exportar al área mediterránea. Teniendo un presidente nacido en Iznájar es fácil repeler las acusaciones que se lanzan sobre el país de insolidarios, balcanizadores, ladrones y apestosos. Bastará con ignorarlas hasta que sus voceros se cansen o Riuz Gallardón les fagocite en su propia casa.En cualquier caso, veremos lo que pasa; en seis meses tenemos municipales y muchas cosas podrían cambiar a tesón de los resultados, aunque una no lo hará: la política catalana vive y vivirá bastante al margen de la española.

Lo bien que escriben algunos

Lo bien que escriben algunos

Lo primero son un par de noticias cazadas al vuelo en el telediario, y si tienen sangre mejor. A continuación delimítese claramente dentro de la información a un malo malísimo, responsable único y genial de todas las desgracias acontecidas desde lo de Cuba hasta nuestros días. Por último, redáctese una columna de opinión con mucha rotundidad, baja estofa y sazonada de improperios con aroma literario, que se sepa que es leído. Ésta podría ser la receta para escribir opiniones a lo Pérez·Reverte, en esa columna dórica que aparece regularmente en Xlsemanal, en la que este antiguo corresponsal hinca el diente a lo más variopinto del país. El comentario no es gratuito, y viene por lo que publica esta semana el cartaginés, sobre lo sucedido en Martorell. La cosa tiene más guasa porque coincide este hecho con la denuncia interpuesta por la Guardia Civil contra algunos vecinos de la localidad por desórdenes públicos.  

Porque el señor Pérez·Reverte dice unas cuantas verdades en su artículo, y muy remarcable es una de las frases con que lo cierra: “puede ocurrir que, para el próximo acto en territorio hostil, el agredido se haga acompañar de unos amiguetes; que cada cual tiene los suyos. Y al primero que quiera sacudirles con la pancarta, en vez de decir socorro, pupa, el suprascrito y sus compadres le metan la pancarta por el ojete”. Sin embargo, como ha sucedido en muchas otras ocasiones, en que tanta rotundidad y tanto jincarse a tal y a cual dejaban un tufillo a hablar de oídas, el texto completo está hablando de una realidad televisiva, mediática, desacorde con los hechos tal y como sucedieron en Martorell. 

Dice el articulista que nada de salir por la puerta de atrás; aquel aciago día Acebes y compañía debían salir por delante, y los cuerpos policiales deberían haber cargado contra la chusma que se arremolinaba con la intención de coartar la libertad de expresión de los peperos. Y ahí la caga. Pérez Reverte reivindica una carga policial que sucedió, y que acabó generando la única agresión de la velada: un benemérito porrazo a una chica del pueblo que acabó con el brazo roto. 

Porque claro, la opinión es libre y uno puede “jincarse” en quien quiera, pero saber de literatura no significa saber de todas las cosas del mundo. Del resto de opiniones del cartaginés nada tengo que decir porque poco o nada se más que él, pero en el caso de Martorell he hablado con los que acudieron, y veo que los individuos acusados no agredieron a nadie, salvo al buen gusto en la retórica, con abuso de improperios e insultos, que por otra parte yo subscribo. Repito que las únicas agresiones vinieron por parte de los populares, que los que fueron a protestar lo hicieron pacíficamente y en uso de su libertad de expresión, en respuesta a unos señores que, precisamente hoy también, anuncian la continuación de la campaña contra los productos catalanes, de izquierdas y derechas, nacionalistas o no, sólo por ser catalanes. Cuando uno va renegando de la madre del personal por un medio público, lo menos que puede esperar es que el aludido decida contestarle adecuadamente, más aún cuando lo que dices no es que “no me parezca bien” tal o cual cosa, sino que le tratan de pseudoterrorista en el primer plato, y luego lo trufan de insolidaridades y acusaciones de nazismo en el principal. Nunca, nadie, Jamás me ha dicho algo del estilo de “parla català imbècil” al hablar castellano en público con algún amigo por Barcelona. Sin embargo, saliendo del principado, y aún sin cruzar sus fronteras, he oído más de una vez el “enano, habla castellano” o el “esto es España, así que habla castellano imbécil” dirigidos particularmente a mi persona por usar la lengua de Maragall (Joan) con algún amigo. 

Por eso no es de extrañar que, cuando el señor que sale por la tele diciendo lo que dice venga a tu pueblo, la cosa ya esté un tanto pasada de vueltas y los lugareños pasen directamente al “perezrevertismo” a la hora de expresar sus libres opiniones. Sin embargo, repito para que quede clarísimo, no hubo ni una agresión por parte de la gente que se reunió en Martorell para ejercer su derecho de réplica contra las afirmaciones de Acebes. Un servidor, que siempre ha echado pestes del catalanismo por retrógrado y populista, contempla cómo los que dicen querer acabar con él generan un discurso igual de retrógrado y populista. Hablan de Catalunya desde Valladolid y Alcobendas, y le añaden una mala leche a la situación catalana que para nada existe en la realidad, como queda bien reflejado en la foto que publicaba el miércoles La Vanguardia, en que los candidatos de los cinco grandes partidos posaban juntos en la jornada de reflexión. Por muchas barbaridades que digan los políticos en el Parlament, la sangre nunca llega al río.  

El señor Pérez Reverte debería saber de qué habla antes de bordar esvásticas en las solapas del distinguido, porque son palabras mayores y muy feas que generan la mala leche que él mismo dice que pretende evitar. Antes de elogiar los cojones de los populares y la facilidad con que pueden movilizar a una columna de camisas azules para tareas de protección, debería recordar a los señores de la gaviota -como ha hecho otras tantas veces desde su columna a otras tantas personas- que no se puede ir echando gasolina a la convivencia ciudadana sólo por mantener un empleo. que la política es diálogo y no berridos de "Santiago y cierra España", que para eso ya tenemos el sector privado. 

La triste historia del osito Mitrofan

Gracias al rey Juan Carlos, este simpático animalito se ha convertido en el oso más querido de Rusia desde los tiempos de Misha, allá por el 82. SAR el muy católico rey de España, conde·rey de Barcelona y nosecuantascosasmás, no tiene otro entretenimiento que andar por ahí cazando osos borrachos. El tema ha puesto del revés a los ex·soviéticos, que como en los cuentos de hadas se han puesto de lado del animal y en contra del rey malvado. “!Nuestro Mitrofan ha muerto!” gritan por las calles de San Petersburgo ciudadanos de a pie mientras se rasgan las vestiduras. El mismísimo Putin ha tenido que dar la cara y decir que eso está muy pero que muy mal.

 

Sin embargo, en España (Spain) no se ha dicho ni mú. Un reportaje en El Mundo es lo máximo a lo que se llega. Podría decirse que es normal, que a los toros se les raspan los cuernos desde hace tiempo, y no por ello se trata a los toreros de cobardes vividores, por mucho que lo sean. Sin embargo, no es de recibo que un rey, que es el jefe de estado de un país, se dedique a montar esta clase de saraos cuando viaja por el extranjero. Las razones son varias: Primero, porque hace el ridículo cazando a un animal borracho de 120 kg, que seguro que es más difícil pillar a un gato con una metralleta. Segundo, porque pone en nuestra contra tanto a los rusos, que por lo visto le habían cogido cariño al animal, como a los ecologistas urbi et orbe, siempre dispuestos a tirar la caña cuando alguien comete esta clase de cagadas. Y tercero, porque si el jefe de estado se entretiene con estas sandeces, ¿qué le vamos a decir a la pléyade de politicastros que vienen detrás, todos ellos arrogándose la representación de las Españas? Si Carod luce corona de espinas en su paseo por Jerusalén !no pasa nada! Si Aznar se deja fotografiar en presencia de Bush con los pies sobre la mesa !ánimo chaval, como si fueras un rey! La esencia de la monarquía está en sus gestos, en sus enseñas. La corona y demás joyamen se perdió para pagar lo de Colón, y a día de hoy ni siquiera puede pasearse con la guardia mora o similares, que también da lustre. La figura del rey sobrevive única y exclusivamente gracias a una cierta neutralidad que el bueno de Juan Carlos ha sabido mantener como ha podido desde que se montó el pollo ese del 23·F. Si comienza a hacer este tipo de gilipolleces (ya es la segunda vez, que antes lo hizo en Rumanía), alguien puede ponerle en el punto de mira, más teniendo en cuenta que los de su propio bando tratan de puta a la nuera, que es la futura reina, y que los de la oposición poco provecho pueden sacar en defenderle, ahora que el peligro no viene de los cuarteles, sino de los micrófonos y las rotativas.

Particularmente defiendo la República porque vinculo la monarquía con la Inquisición, las ordalías, las cruzadas y el derecho de pernada. Sin embargo, no están los tiempos políticos como para poner a la monarquía en el disparadero. El próximo día que Juan Carlos se aburra, lo mejor es que la casa real le suelte algunos ratones por la Zarzuela, y que el rey se dedique a pillarlos a todos, que tendrá más mérito que lo de cazar a osos borrachos rodeado de 10 guardaespaldas con kalashnikov.

Sableando que es gerundio

Poco tiempo y menos ideas, momento ideal para poner este enlace que vi el otro día. Me reí mucho, disfruten:

http://marianosuperstar.blogspot.com/2006/10/teora-del-infierno.html

El candidato al desnudo

El candidato al desnudo

Una de las razones que tiene cierta gente para afiliarse a un partido pequeño es la esperanza de formar parte de la “vieja guardia” en el día de la victoria, con todas las ventajas y descuentos que este cargo ofrece. Ser uno de los primeros, como aquellos que seguían a José Antonio durante la República, convierte al interesado en un venerable anciano de la noche a la mañana. Él, repudiado por todos, lo vio el primero, le apoyó cuando nadie lo hacía y ahora logra situarse en el lugar que se merce: grande entre los grandes, oh señor, guíanos entre las penumbras.

Es una de las múltiples ventajas de los partidos pequeños, que por su propia condición, no se ven en la obligación de llevar a la práctica su programa –si es que tienen. Basta con lanzar unas cuantas pullas, cuanto más generales mejor, vinculadas a algún principio sacrosanto e innegociable que les caracteriza respecto a los demás. Algo parecido a esos primeros cristianos católicos que optaron por el celibato para diferenciarse de las otras agrupaciones cristianas, desde los primeros arrianos a los últimos cátaros. Suele ocurrir además que esta característica no va intrínsecamente vinculada a los principios del grupo, sino que es escogida por su sencillez en las formas y fácil visibilidad, por encima de otros dogmas que irían más ligados a los principios defendidos, pero que sería más difícil de poner en práctica y exteriorizar.

Otra de las características de muchos de estos grupitos es su fundación por un grupo de la élite que, desde la ignorancia sobre la política del día a día, se ven a sí mismos como gurús: oráculos rodeados de ciegos y bobos que insisten en equivocarse donde ellos, desde su púlpito, no ven sino soluciones fáciles y rápidas a problemas de larga raigambre.

Esta perorata viene porque hoy se publica en el diario El Mundo una entrevista a Albert Rivera, el candidato de un partido político de nombre “Ciutadans-Partit de la ciutadania” que por diversas razones ha saltado a la palestra cual concursante de Gran Hermano a los platós del viernes noche. Este partido, que en condiciones normales pasaría absolutamente desapercibido, se ha dado a conocer por dos razones que poco o nada tienen que ver con la política, y mucho con el espectáculo circense. Por otra parte –y de ahí la perorata- es un ejemplo claro del micropartido elitista del que venía hablando en las primeras líneas del texto.

Si echan un vistazo a las respuestas que el Sr. Rivera da a preguntas de los lectores, comprobarán que se ciñe a las características citadas: pone el acento en la cuestión del idioma, aún cuando dicen que para ellos es lo menos importante. Elude hacer propuestas concretas incluso cuando se le hacen preguntas tan directas como “Cuál es su programa de sanidad?”. Se comprometen a arreglar todos los problemas del país en sólo cuatro años, incluida la supresión de barracones, aumento del gasto en I+D, en educación, en sanidad y en ayudas al tercer mundo. Afirma (para más detalles vean su programa electoral) apoyar la inmigración a la vez que defiende que no puede venir todo el mundo, sin dar detalles de cómo lo harán. Se apunta al carro de defender el derecho a voto de los inmigrantes, o apoyar a los homosexuales (ahora que ya se han aprobado las leyes más conflictivas). En definitva, lo que Felipe González llamaba el “café para todos”.

Leyendo su programa, uno se acuerda de ese capítulo de Los Simpson en que Homer se presenta a las elecciones para encargado de recogida de basuras con el lema “que lo haga otro”. Aprovecho para recordar que el capítulo finalizaba vendiendo a todo el país derechos para echar su basura en Springfield, única solución para pagar los enormes gastos que comportaba un programa casi tan chiripitifláutico como el de Ciutadans.

Es lo que tiene meterse en cosas de las que no tienes ni idea. La pregunta es ¿Cómo se lo han hecho para salir por la tele? Como todo partido extraparlamentario, se quejan de que los medios pasan de ellos (que se lo digan a Esquerra Unida), con la salvedad de que en este caso es falso. La influencia de las élites fundadoras en diversos medios de comunicación, así como el interés de algunos medios en fomentar la confrontación España-Cataluña, ha puesto a este puñado de desconocidos e inexpertos a la altura de los partidos de toda la vida en medios como El Mundo o Antena 3. Es como si un reputado cocinero proyectase el mayor rascacielos del mundo, y el telediario de TVE le entrevistara en directo. Si ésto es una gilipollez, ¿qué tienen Ciutadans que hace que no lo sea? Por un lado el amiguismo que tanto critican en los demás, pero que los señores Espada, De Carreras y demás ven lícito aprovechar en su caso. Por otro, el ya mencionado interés de ciertos grupos en aumentar el choque España-Cataluña, un enfrentamiento que Ciutadans dice rechazar, pero del que se aprovechan descaradamente colaborando con esta gente a sabiendas de sus intenciones finales. ¿Lo ético en este caso no sería renunciar a estas amistades, aunque fuera a costa de perder visibilidad? Claro, ellos están exentos de esa pureza que exigen al resto de partidos, casualmente los que tienen experiencia electoral.

El colmo viene con el idioma, su Sancta Sanctorum, esa fuerza eterna que mueve Catalunya, pero que a ellos –dicen- no les interesa para nada, aunque sea uno de los primeros puntos de su programa. Defienden cosas tan estúpidas como el uso del castellano en el Parlament de Catalunya, algo que es totalmente legal desde su propia creación (o sea, que en este sentido son conservadores), pero sin embargo nada dicen del uso del catalán en el Parlamento de Madrid, algo que sí está prohibido aún en el siglo XXI, cuando los sistemas de traducción permitirían su uso sin ningún problema. Claro, lo uno es fácil, barato y populista; lo otro es complicado de llevar a cabo, enemistaría a parte de su electorado (Foro Babel, ex miembros de Democracia Nacional,..) y aunque sería lo lógico dado su programa, les haría perder visibilidad en su dogma de “en castellano también”.

Para acabar, porque podría hacer una novela de este tema, hablaré de su posición política: dicen no ser ni de izquierdas ni de derechas, tal que la Falange, el Partido Humanista o el partido Caza y Pesca del Parlamento Europeo. Eso estaría la mar de bien si propusieran una nueva clasificación de las opciones políticas que superara ésta, caducada desde la llegada de la tercera vía, los centros variados y la transversalidad berlusconiana. Sin embargo, lo que hacen –vean su programa- es adoptar los postulados que defienden los dos bloques –izquierdas y derechas- y, en los casos en que no es posible, hablar desde la distancia suficiente (“defendemos la educación pública”, “todos tenemos derecho a pasear seguros por las calles”,...)  para que no sea posible catalogarlos entre unos y otros.

No me atrevo a decir que sería una sorpresa que sacaran diputados. En este país se han presentado a las elecciones gente como Gila o Norma Duval y no ha pasado nada. El gran Labordeta lleva nosecuantos años de Diputado por el PAR y está la mar de feliz. Y hemos tenido ministros de la talla de Ana Palacio, Esperanza Aguirre, José Barrionuevo o el ínclito Manuel Fraga, presidente autonómico durante dos décadas después de cometer ciertos actos que, de haber sido chileno y general, le estarían provocando grandes dolores de cabeza. Sin embargo, lamentaría mucho tener que pagar el sueldo a unos vividores cuya gran novedad es sacar al candidato en bolas, entre otras cosas porque esto que venden como originalidad está copiado y recopiado: hace unos años en Italia la gran Cicciolina se presentó a las elecciones: como el Sr. Rivero, ella también posó desnuda, tampoco tenía programa, y fue una completa inutilidad como política.

Periodismo sin periodistas

Siguiendo con los desquites, hoy toca hablar del ínclito Xavier Sala i Martí. Lo malo de tratar las cosas a toro pasado es que tienes la sensación de que repites lo ya dicho, pero como es mi blog, pues tiro p'alante. Porque cosas así no pasan todos los días. No recuerdo ninguna otra entrevista publicada que acabase con un "quiero una copia de la cinta", que es un comentario más bien feo, y que debería de hacer reflexionar no sólo al entrevistador, sino al diario que lo ha publicado.

Un servidor se enorgullece de haber tenido buenos profesores de redacción, y aunque conmigo la cosa no cuajó, sí recuerdo con claridad la norma de quitar los andamiajes: una vez concluyas un texto, repásalo y elimina todo aquello que te ha servido de apoyo pero que resulta feo de dejar, igual que los andamios se retiran de la obra completada, para que quede limpia y coquetona. Claro, pedir una copia de la entrevista, más que un andamio es una grúa de gran tonelaje, y por muy economista que seas, eso es una cagada por todo lo alto. ´

Dirán los más listos de la clase que el comentario se dejó para evidenciar lo fascineroso del personaje, sus pocos escrúpulos y el poco respeto hacia el entrevistador y -por alguna asociación que se me escapa- hacia los lectores. Pero claro, por la misma regla de tres, deberíamos tratar de miserables hasta el último de los políticos porque, desde que el método de campaña electoral norteamericana se importó, el control que los gabinetes de comunicación de los partidos ejercen sobre la prensa supera en muchos enteros el presunto mal gusto de este comentario. Cuando, por enésima vez, los telenoticias de TV3 dan la información sobre la campaña electoral sin firmar en señal de protesta por el reparto de tiempo. Cuando hace décadas que los políticos tienen la lucecita en los mítines que avisa de las conexiones en directo. Cuando, en definitiva, la inmensa mayoría de las entrevistas a políticos tienen como requisito previo el envío de las preguntas para su revisión, resulta de una demagogia inmensa levantar la bandera de la libertad de expresión porque el amigo Monty, de cara y sin tapujos, pide la cinta de una entrevista que, menos seria, fue de todo.

Porque aquí está el colmo de la cuestión. Un servidor se va a ofrecer para cuadrar el balance económico de su empresa el próximo año. Lo haré bien o mal, pero seguro que lo hago. Algo así debió pensar Sala i Martí cuando le propusieron entrevistar a los candidatos. Otra cosa es que luego el resultado sea una vergüenza para la profesión periodística en general, y para la cabecera que lo publicó en particular. Pero como el de las americanas es economista, pues se la trae al pairo, que si el diario se hunde siempre le quedará Columbia (como bien apuntó Montilla).

Una de las cualidades del periodismo es que, como el fútbol o la enseñanza, se trata de un oficio del que todo el mundo sabe y opina alegremente. Y aquí tienen ustedes al señor Sala i Martí que se piensa que de escribir un artículo al mes sobre economía, a entrevistar a un candidato en plena campaña, sólo hay una diferencia de espacio en página. Vamos, que entre las cuentas que hago para il al super y los presupuestos generales del estado sólo hay diferencias de matiz, que si las sumas tienen más ceros y cosas así. Realmente ha demostrado que la carrera de economía sirve para enseñar economía, y nada más. ¿Acaso se cree este adolescente cuarentón que los periodistas se tragan los sapos porque les va el látigo? ¿Tal vez se piensa que a la gente le interesan más sus preguntas que las respuestas del entrevistado?¿O es que ha querido aprovechar este cuarto de hora de gloria para demostrar que, además de llevar americanas tan originales como desagradables, también sabe preguntar de la misma forma original y desagradable? Que le den el encargo de entrevistar a los candidatos a un economista es un agravio para los profesionales del medio, pero que la publiquen tal y como se vio, es una vergüenza para el medio. Una cosa es hacer periodismo comprometido, no cortarse a la hora de preguntar y poner el dedo en la llaga. Pero en la entrevista lo que se ve es muchos malos modales, mucha chulería en las preguntas, y una ineptitud total para lograr que el entrevistado se abra y acabe soltando lo que tenía pensado callar.

En situaciones como ésta, los que están acostumbrados a tratar con la prensa suelen mantener una sonrisa impoluta mientras con la mirada intentan decirle al entrevistador (ojo, no confundir con periodista, porque Sala i Martí no lo es para nada) lo imbécil que es. Montilla tiene ya el culo pelado de tratar con esta gente, no en vano lleva una carrera política mucho más larga y fructífera de lo que puedan serlo el 95 % de las universitarias (ay, esos universitarios que se creen que por ir a clase y tener el título saben algo). Que el hombre dijese lo que dijo da qué pensar, y no porque perdiese los nervios (craso error en un político) sino en qué habrá pasado para que un tío que lleva décadas en este embrollo los pierda. No en vano, siendo ministro seguro que ha oído y soportado piedras más grandes, y no se le ha visto cabreado en ningún momento. Sin embargo, lo que no ha logrado un ministerio, va un payaso y se lo saca en unos minutos. Yo imagino que será el porte, el comportamiento del individuo que hacía las preguntas. Si te las hace un periodista tragas el sapo, pero si lo que tienes delante parece más bien un vendedor de aspiradoras preguntando por la vida sexual de tu mujer, normal que te cabrees. Vean ustedes el caso de Ahmadineyad, el presi iraní, entrevistado hace unas semanas por la CBS. El entrevistador del programa "60 minutes" le acusó poco más que de ser el nuevo Adolf Hitler, y el persa aguantó como un campeón dejando en ridículo al otro tipo. Imaginen ustedes si se hubiese dedicado a intercalar preguntas sobre qué dice el Corán sobre la vida sexual, o a relacionar el armamento nuclear con las canciones de infancia del presi. A buen seguro que el presi habría mandado a su interlocutor a la mierda.

Casos así pueden ustedes imaginar los que quieran, y en el parlamento catalán se dicen mucho más gordas, pero sin continuar con una pregunta estúpida del estilo de ¿se conoce usted la letra del Virolai? porque uno va al trabajo a pringar con mucha dignidad, pero a que se te rían en la cara ni hablar. Sala i Martí, con su ego technicolor y la superioridad racial que le da el ser profesor de economía en los EE.UU.'s, se ha mofado del candidato. Lo ha hecho a pesar de que Montilla podría simplemente haber rechazado la oferta porque el entrevistador ha hecho en varias ocasiones campaña a favor de Artur Mas, porque un economista ex·presidente del Barça, que es conocido por el público únicamente por sus americanas (sin ellas quién sabría de tí, Javier) no es la persona más adecuada para cubrir una entrevista para un medio. Sin embargo aceptó, fue y tragó, pero cuando se cachondean de tí en la cara has de saber decir basta, y aunque monty lo hico con bastante mal genio, fue mil veces mejor que si hubiera tragado como un bobo pensando exclusivamente en quedar bien ante la cámara.

Confío en que la próxima vez que La Vanguardia quiera amenizar la sección de política, lo haga diferenciando claramente lo que es información objetiva de lo que, como mucho, puede describirse como broma de mal gusto.