La triste historia del osito Mitrofan
Gracias al rey Juan Carlos, este simpático animalito se ha convertido en el oso más querido de Rusia desde los tiempos de Misha, allá por el 82. SAR el muy católico rey de España, conde·rey de Barcelona y nosecuantascosasmás, no tiene otro entretenimiento que andar por ahí cazando osos borrachos. El tema ha puesto del revés a los ex·soviéticos, que como en los cuentos de hadas se han puesto de lado del animal y en contra del rey malvado. “!Nuestro Mitrofan ha muerto!” gritan por las calles de San Petersburgo ciudadanos de a pie mientras se rasgan las vestiduras. El mismísimo Putin ha tenido que dar la cara y decir que eso está muy pero que muy mal.
Sin embargo, en España (Spain) no se ha dicho ni mú. Un reportaje en El Mundo es lo máximo a lo que se llega. Podría decirse que es normal, que a los toros se les raspan los cuernos desde hace tiempo, y no por ello se trata a los toreros de cobardes vividores, por mucho que lo sean. Sin embargo, no es de recibo que un rey, que es el jefe de estado de un país, se dedique a montar esta clase de saraos cuando viaja por el extranjero. Las razones son varias: Primero, porque hace el ridículo cazando a un animal borracho de 120 kg, que seguro que es más difícil pillar a un gato con una metralleta. Segundo, porque pone en nuestra contra tanto a los rusos, que por lo visto le habían cogido cariño al animal, como a los ecologistas urbi et orbe, siempre dispuestos a tirar la caña cuando alguien comete esta clase de cagadas. Y tercero, porque si el jefe de estado se entretiene con estas sandeces, ¿qué le vamos a decir a la pléyade de politicastros que vienen detrás, todos ellos arrogándose la representación de las Españas? Si Carod luce corona de espinas en su paseo por Jerusalén !no pasa nada! Si Aznar se deja fotografiar en presencia de Bush con los pies sobre la mesa !ánimo chaval, como si fueras un rey! La esencia de la monarquía está en sus gestos, en sus enseñas. La corona y demás joyamen se perdió para pagar lo de Colón, y a día de hoy ni siquiera puede pasearse con la guardia mora o similares, que también da lustre. La figura del rey sobrevive única y exclusivamente gracias a una cierta neutralidad que el bueno de Juan Carlos ha sabido mantener como ha podido desde que se montó el pollo ese del 23·F. Si comienza a hacer este tipo de gilipolleces (ya es la segunda vez, que antes lo hizo en Rumanía), alguien puede ponerle en el punto de mira, más teniendo en cuenta que los de su propio bando tratan de puta a la nuera, que es la futura reina, y que los de la oposición poco provecho pueden sacar en defenderle, ahora que el peligro no viene de los cuarteles, sino de los micrófonos y las rotativas.
Particularmente defiendo la República porque vinculo la monarquía con la Inquisición, las ordalías, las cruzadas y el derecho de pernada. Sin embargo, no están los tiempos políticos como para poner a la monarquía en el disparadero. El próximo día que Juan Carlos se aburra, lo mejor es que la casa real le suelte algunos ratones por la Zarzuela, y que el rey se dedique a pillarlos a todos, que tendrá más mérito que lo de cazar a osos borrachos rodeado de 10 guardaespaldas con kalashnikov.
2 comentarios
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Don Juan de Borbón era conocido como conde de Barcelona, pero ello no impide que fuera formalmente rey de España aunque no se le reconociese públicamente. Al fallecer don Juan, por sucesión, el título de Conde·rey del casal de Barcelona reside por ahora en Juanca, sin que se haya roto la línea sucesoria.
dern -