Blogia
Sesión Digital

Leccion de historia

Leccion de historia

Nietzsche no anbada desencaminado con su teoría del eterno retorno. Tal vez si Bush se hubiera dedicado a leerlo en lugar de enfangarse en la Biblia ahora seguiría siendo un alcohólico, pero no habría llevado a su gente a Iraq. El envío de tropas a Mesopotamia repite una situación ya vivida en Vietnam, aunque las consecuencias probablemente no serán tan positivas como finalmente lo fueron en la antigua Indochina.

Cuando los marines fueron a matar vietnamitas recibieron de lo lindo,  y aunque la cifra de muertos les fue favorable en una proporción de más de 40 a 1, para un país que llevaba un siglo sin ver guerra en su territorio supuso un golpe durísimo, tanto más cuando los del Vietcong se permitían lujos tales como asediar la embajada de los EE.UU. en Saigon, o meterles bombas en los mismísimos morros a base de lo que hoy se llama “terroristas suicidas”, que Bin Laden no ha inventado nada.

Pero cuando la guerra terminó, y los marines volvieron a casita a cobrar pensiones de mierda y ser abucheados por los pacifistas, China y Rusia se habían enemistado por el conflicto, y los EE.UU. salieron como potencia vencedora y dominante frente al comunismo dividido.

En Iraq la cosa va por otros derroteros. El objetivo de los EE.UU. en Oriente Medio era cercenar a uno de los países con mayor potencial de la región, por poseer agua, petróleo y población. Un país que de haberse recuperado de la guerra con Irán podría haberse convertido en una potencia regional que amenazaría tanto al aliado Israelí como a la vecina Arabia Saudí, ese reino medieval que Occidente tiene tanto interés en mantener tal cual, no vaya a nacer otra república islàmica, o socialista árabe, o lo que sea.Sin embargo, la destrucción del estado construido por el partido Baas, un hecho indiscutible, antes que provocar nuevos enfrentamientos ha generado un sentimiento de unidad del mundo árabe contra los Estados Unidos, y de paso ha arramblado con la opinión pública europea y, si vemos las última selecciones norteamericanas, parte de la estadounidense.

Si el país del Tigris y el Éufrates acaba, como es posible, dividido en tres, Bush y Europa lo tendrán todo un poco más difícil. Ni kurdos, ni suníes ni chíies tienen nada que agradecer a occidente, y sí mucho que reprocharle.  De ahí esos primeros pasos de acercamiento a Siria e Irán, muestra de la derrota y la necesidad de redibujar el mapa de influencias de la región, un mapa donde Arabia no será la única con derecho a voto, y que comportará una mayor autonomía para la OPEP, deseosa de recortar la producción para mantener el elevado precio del petróleo.

Los beneficiados de este estropicio son Rusia e Israel. Putin se convierte cada vez más en el señor del petróleo. A bote pronto creo que su país dispone de más del 30 % de las reservas mundiales, una cantidad que le permite hablar de tú a tú a la OPEP. Eso puede llevar a la antigua Unión a una situación de preeminencia, especialmente en los asuntos de Europa, gran dependiente de la energía importada.

Israel ha alejado a un presunto enemigo de sus fronteras, aunque tampoco debería alegrarse. El nuevo estado –o estados-, sea cual sea, obtendrá más rentabilidad atacando que defendiendo a los hebreos. Por otra parte, el conflicto que mantiene este país –o colonia, como prefieran- con los nativos de la región depende tanto o más de la guerra mediática que de la militar. Además, hasta la fecha el poderío bélico de Irak no ha pasado de tres o cuatro Scud lanzados contra el desierto israelí, vamos, que tampoco se han salvado de nada grave.

Bush debería aprender algunas lecciones, y observar por ejemplo lo que le pasó al bueno de Napoleón cuando le dio por venir a España a difundir su tarea de lo que hoy en día llamamos “democratizar”. El vulgo, la plebs, echó con cajas destempladas a los Bonapartes aclamando como “el deseado” a uno de los peores reyes que ha tenido España. Sin embargo el país adoptó muchas de las medidas importadas por Napoleón, como la administración racional, o la división por provincias aún vigente hoy día. Por mucha buena fe y muchas buenas ideas que traigas, mr. Bush (y el suyo no es el caso), nadie acepta que éstas le sean impuestas, y muchísimo menos por un extranjero que ni siquiera sabe decir buenos días en el idioma del país.

0 comentarios