Como solucionar el problema vasco en 90 días
Hagamos un pequeño ejercicio de historia·ficción: situémonos en aquellos curiosos 70, años en que nuestro país se encontraba en una encrucijada de caminos, en una gran estación de tren con destinos a muy diversos lugares, en la hora de tomar la decisión, qué camino seguir.
Sigamos imaginando, a las decenas de miles de víctimas del franquismo, todas juntas, imaginemos incluso que asociadas (es ficción, no lo olvidemos) en una asociación de víctimas del franquismo. Imaginemos al presidente de esta asociación de víctimas reuniéndose con los redactores de la constitución, y diciéndoles que aquí no se vota nada si no se juzga, condena y encarcela a sus torturadores, violadores, sicarios, explotadores, patronos esclavistas, militares psicópatas...en definitiva, a todos aquellos que durante el franquismo hicieron uso y abuso de su poder para vivir como reyes a costa de putear al prójimo, que esa era básicamente la finalidad del anterior régimen.
Sería maravilloso, que entre la pervivencia del franquismo y la instauración de la democracia, hubiéramos hecho caso a todos aquellos que pedían café para todos, para todos los sinvergüenzas que detentaron el poder en este país durante cuatro décadas, como condicion sine qua non para la aprobación de la constitución. Me habría encantado ver a fraga meándose en su celda sin nadie que viniera a cambiarle las sábanas, a Aznar visitando la fosa común de Alcalá Meco en busca de los restos de su abuelo, y a doña Carmen Polo limpiando las escaleras de algún piso de Lavapiés para pagarse el sustento.
Pero resulta que esto no sucedió, que la democracia supone perdón (no olvido) y conciliación, y no revancha y justicia dura.
Me parece la cosa más natural del mundo que, si le preguntas a Irene Villa, la muchacha diga que quiere ver a ETA encerrada a cal y canto y la llave al río. Claro, si me hubieran puesto a mí la bomba, seguro que diría lo mismo. Lo que no me parece ni lógico ni razonable ni sensato es que un Estado, que debe gestionar la convivencia de 40 millones de personas, se dedique a escuchar a estos señores. ¿Qué conflicto se habría resuelto bajo estas condiciones? Aún hoy día seguiríamos en las guerras de religión, ofendidos por lo que nos hicieron los holandeses coaligados con la pérfida albión. ¿Acaso sería posible la Unión Europea si los franceses no hubiesen sabido perdonar las tres guerras, tres, que Alemania les declaró en menos de un siglo? ¿Acasó es posible imaginar un futuro para Palestina sin presuponer un perdón general, tal como ya se hiciera en Sudáfrica tras la abolición del apartheid?
No, escuchar a las víctimas del terrorismo puede ser muy interesante, y doloroso, pero no es lo que tiene que hacer un presidente del gobierno, a no ser que pretenda alargar el conflicto hasta que las víctimas y familiares que viven hoy día estén muertas y enterradas. ¿Cuánto en vidas, bombas y dolor? Ni idea, pero nunca olvido que Manuel Fraga tiene en su haber más muertos que el 90 % de los activistas de ETA, y ni siquiera se lo recuerdan.
Aznar quería ser presidente, y sacó a las víctimas de su letargo para devolver a España a los tiempos de la reconquista, eso sí, con GOES, colaboración internacional y canal satélite, todo un Mad Max. Tras ocho años de destrozo social, de querer contestar al fuego (etarra) con más fuego, ahora toca echar agua sobre el tema y recoger la siembra de estos últimos años: una ETA debilitada militar y moralmente, con un apoyo social mucho más reducido que antaño, aunque manteniendo esos 100.000 y pico votos de apoyo incondicional.
La cosa es fácil, si queremos arreglar esto al estilo popular, nos basta con construir un Auschwitz en Barakaldo para esos 100.000 insurgentes, y luego reescribir algunos trazos de la historia para disimularlo todo. Al fin y al cabo un centenar de miles de muertos no son nada frente a la justicia que reclaman estas víctímas, y que sin duda merecen, como todo el mundo estará de acuerdo, antes que los accidentados en los puestos de trabajo, los asesinados por ladrones, los ahogados en el estrecho, las violadas, y todas las demas víctimas de todo aquello que no sea catalogable como terrorismo, es decir, como electoralmente rentable.
Porque claro, tal como hay personas de primera y de segunda, también hay víctimas de primera y de segunda, y si un borracho te mata a media familia, pues te jodes, ¿no?
Sigamos imaginando, a las decenas de miles de víctimas del franquismo, todas juntas, imaginemos incluso que asociadas (es ficción, no lo olvidemos) en una asociación de víctimas del franquismo. Imaginemos al presidente de esta asociación de víctimas reuniéndose con los redactores de la constitución, y diciéndoles que aquí no se vota nada si no se juzga, condena y encarcela a sus torturadores, violadores, sicarios, explotadores, patronos esclavistas, militares psicópatas...en definitiva, a todos aquellos que durante el franquismo hicieron uso y abuso de su poder para vivir como reyes a costa de putear al prójimo, que esa era básicamente la finalidad del anterior régimen.
Sería maravilloso, que entre la pervivencia del franquismo y la instauración de la democracia, hubiéramos hecho caso a todos aquellos que pedían café para todos, para todos los sinvergüenzas que detentaron el poder en este país durante cuatro décadas, como condicion sine qua non para la aprobación de la constitución. Me habría encantado ver a fraga meándose en su celda sin nadie que viniera a cambiarle las sábanas, a Aznar visitando la fosa común de Alcalá Meco en busca de los restos de su abuelo, y a doña Carmen Polo limpiando las escaleras de algún piso de Lavapiés para pagarse el sustento.
Pero resulta que esto no sucedió, que la democracia supone perdón (no olvido) y conciliación, y no revancha y justicia dura.
Me parece la cosa más natural del mundo que, si le preguntas a Irene Villa, la muchacha diga que quiere ver a ETA encerrada a cal y canto y la llave al río. Claro, si me hubieran puesto a mí la bomba, seguro que diría lo mismo. Lo que no me parece ni lógico ni razonable ni sensato es que un Estado, que debe gestionar la convivencia de 40 millones de personas, se dedique a escuchar a estos señores. ¿Qué conflicto se habría resuelto bajo estas condiciones? Aún hoy día seguiríamos en las guerras de religión, ofendidos por lo que nos hicieron los holandeses coaligados con la pérfida albión. ¿Acaso sería posible la Unión Europea si los franceses no hubiesen sabido perdonar las tres guerras, tres, que Alemania les declaró en menos de un siglo? ¿Acasó es posible imaginar un futuro para Palestina sin presuponer un perdón general, tal como ya se hiciera en Sudáfrica tras la abolición del apartheid?
No, escuchar a las víctimas del terrorismo puede ser muy interesante, y doloroso, pero no es lo que tiene que hacer un presidente del gobierno, a no ser que pretenda alargar el conflicto hasta que las víctimas y familiares que viven hoy día estén muertas y enterradas. ¿Cuánto en vidas, bombas y dolor? Ni idea, pero nunca olvido que Manuel Fraga tiene en su haber más muertos que el 90 % de los activistas de ETA, y ni siquiera se lo recuerdan.
Aznar quería ser presidente, y sacó a las víctimas de su letargo para devolver a España a los tiempos de la reconquista, eso sí, con GOES, colaboración internacional y canal satélite, todo un Mad Max. Tras ocho años de destrozo social, de querer contestar al fuego (etarra) con más fuego, ahora toca echar agua sobre el tema y recoger la siembra de estos últimos años: una ETA debilitada militar y moralmente, con un apoyo social mucho más reducido que antaño, aunque manteniendo esos 100.000 y pico votos de apoyo incondicional.
La cosa es fácil, si queremos arreglar esto al estilo popular, nos basta con construir un Auschwitz en Barakaldo para esos 100.000 insurgentes, y luego reescribir algunos trazos de la historia para disimularlo todo. Al fin y al cabo un centenar de miles de muertos no son nada frente a la justicia que reclaman estas víctímas, y que sin duda merecen, como todo el mundo estará de acuerdo, antes que los accidentados en los puestos de trabajo, los asesinados por ladrones, los ahogados en el estrecho, las violadas, y todas las demas víctimas de todo aquello que no sea catalogable como terrorismo, es decir, como electoralmente rentable.
Porque claro, tal como hay personas de primera y de segunda, también hay víctimas de primera y de segunda, y si un borracho te mata a media familia, pues te jodes, ¿no?
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