Opá, s'ha acabao'l Mundiá!
Una vez más, los galos le han ganado la partida a España. Ni una sóla vez se ha podido ganar a Francia en competición oficial, y la cifra es aún más abultada si añadimos las derrotas militares: Tres siglos sin ganar a los vecinos comienza a ser un problema serio.
Sin embargo, y como dijo el generalísimo, no hay mal que por bien no venga, y esta derrota nos ha ahorrado a los habitantes de esta tierra de conejos un sinfin de dolores de cabeza. Para comenzar, una semana más de "grandeur" mezclada con horchata, hasta los cuartos de final. Pero sobretodo, lo que siempre agradeceremos a Zidane y al "negrodemierda" Henry, es haber acabado con el "Opá" y la madre que lo parió. Se acabó esta odiosa canción, se acabaron los politonos "mundial", "oé, oé" y gilipolleces por el estilo.
En beneficio de todos, y visto que en cuestión de Champions vamos servidos, no estaría de más convertir estas derrotas mundialistas en una tradición, una especie de festividad. No es broma no, y como ejemplo les diré que en Catalunya el día festivo del 11 de septiembre (el más carismático de todos) es para celebrar una derrota. ¡Y no vea usted lo contentos que estamos todos ese día! Sería muy bonito ver a la afición celebrando los goles contrarios, a la vez que lamentaban los aciertos de la propia zafa. Se podría decorar como un acto de humildad, como un reconocimiento de la Alianza de Civilizaciones a los países menos desarrollados, que gracias a la generosidad española podrían darse a conocer en el mundo al mismo nivel de las grandes potencias.
De esta forma, mañana Raúl sería recibido como un héroe en Barajas, y no como un trasto viejo y molesto, que maldita la hora que entró en la alineación para no hacer nada. Aragonés podría volver al bingo por la puerta grande, a pulirse la prima por no haber pasado de octavos (que tiene mucho más mérito que quedarse en cuartos, como viene siendo habitual). Por último, Zapatero les condecoraría por su inestimable tarea en pos del bienentendimiento entre las diferentes naciones. Incluso Rajoy se sumaría diciendo que con él de presidente "no habría pasado de la liguilla".
De no aceptar esta propuesta lúdico festiva, propongo que la selección deje de presentarse a los mundiales. A estas alturas, se tiene que ir a ganar, y visto que no es lo suyo, me opongo a que el dinero del contribuyente se malgaste en estos inútiles fuegos de artificio, cuando sin salir de las fronteras patrias está demostrado que se puede malgastar el mismo o mayor capital en mayores, más fastuosos y más inútiles fuegos artificiales, como son el Forum de las Culturas, el AVE Madrid Sevilla o -maravilla de las maravillas- la duplicación del presupuesto militar el mismo año de la reconquista de Perejil.
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