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Sesión Digital

Qué mona es mi poltrona

Me hacen mucha gracia las columnas referentes a las elecciones de los EE.UU. Por una parte unos dicen que si los de izquierdas estarán sonándose los mocos tras el monumental error (hablando en términos de política internacional) de apoyar a Kerry casi incondicionalmente. Mientras, otros van por su acera afirmando que si los de derechas estarán celebrando la victoria del tejano (a quien propongo para suplir a Santiago Matamoros, quien sólo se cargó unos cuantos y sin moverse de casa)y lo orgullosos que estarán de pensar igual que los yankis de la América profunda.
Todas las opiniones me parecen muy respetables, entre otras cosas porque escriben para ganarse el jornal y tienen la obligación no escrita de mantenerse en una misma línea reviente quien reviente. De no hacerlo sería tan fácil como buscar a otro (columnistas te salen por doquier) que sí lo haga, y listos; mejor que el comisario político, el contrato por obra y servicio.

Sin embargo, más allá de este otro gran deporte que es el hablar de política sin mojarse los pies, lo cierto es que las críticas a los políticos son erróneas. No en el sentido de que no sea cierto lo que se dice, no. Hay políticos corruptos, vendepatrias, vividores, holgazanes, arrogantes, incluso auténticos chalados que no se sabe cómo han conseguido los votos suficientes para tener sueldo público e inmunidad judicial. Pero no debemos olvidar que esta clase de sujetos de tan baja calaña existen en la sociedad, son parte conformante de la misma, y seguramente en una proporción similar a la de políticos rastreros que dirigen nuestros destinos.

El problema es el de siempre, criticar a uno sólo, por muy presidente del gobierno que sea, es relativamente sencillo. Tienes un mortal, con todos sus defectos, al que bombardear con total libertad tanto a nivel ideológico como personal, que es lo que más gustirrinín les da a los articulistas. Una vez la pleble, la chusma el vulgo, o sea, servidor y unas cuantas decenas de millones de personas más, se han hartado de oír hablar del político de turno, pues nada, le decapitamos y ponemos a otro para volver a comenzar.

No es nada nuevo, en Grecia tenían la costumbre -muy sana, a mi parecer- de enviar unos añitos al exilio a los cargos políticos salientes. Era la forma de evitar que los que habían sufrido su gestión tratasen de patearle los sesos. Un poco de ostracismo y cuando vuelve ya nadie se acuerda de él. Otros hoy deberían tomar ejemplo, y no permitir que su ego destroce su imagen pública y la de aquellos millones que le votaron.

De aquellos -y de estos- millones que votaron a uno u otro candidato quiero hablar. En el fondo son éstos el tema central de la política. Cuando se critica a un político por nepotismo, se está criticando a una sociedad que lo practica a diari y sin ningún tipo de vergüenza. Cuando se dice de un regidor que no es ecologista, se está destapando la gran ignorancia social alrededor de este tema, así como el total descuido del mismo, que lleva al país a la cola de Europa (latinos, latinos) en materia de reciclaje.
Así se podrían tratar mil temas. Qué decir de las mujeres maltratadas, preguntemos a los abuelos, cuántos casos conocían de malos tratos y callaban y nada hacían por evitarlo; lo mismo podemos decir de la generación de los 50 y 60, nuestros actuales gobernantes, que en su día no se atrevieron a poner coto a los machitos. Y no me refiero en el ámbito público, sino en el privado, el "métete en tus asuntos" y el "cada cual en su casa es rey". Así nos ha ido, hasta que al final se encontró una buena cabeza de turco en el anterior gobierno PP, quien se llevó consigo el sanbenito de pasar del tema, ese que hasta la fecha colgaba de la espalda de toda la sociedad.

Cada día lo mismo, los políticos sirven no sólo para gestionar la res pública. Parte de su salario incluye esa función de cabeza de turco para el día en que la sociedad decide arreglar un problema existente o -más divertido aún- crear otros nuevos. Este es el sistema que nos mantiene, el que lleva al bipartidismo por apalancamiento social, el que más gusta en este país donde cada día millones de personas se levantan pensando cómo quitarse de encima las responsabilidades con el menor esfuerzo posible.

Así vamos, y la culpa no la tiene Aznar.

1 comentario

Biafra -

Joder, es increíble ¡escribes a diario! Te invito a que continues con este vicio tan sano y, de paso, maqueees un poco tu blog, condiseñito, imagenes, coloriners y todo lo que corresponde.