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Sesión Digital

Israel, tierra de malnacidos

Lo de Israel no tiene nombre, ni vergüenza ni nada de nada. Por mucho "nunca más" que dijeran años ha, la situación ha cambiado lo suficiente, y es obvio que quien quiera recuperar hechos del pasado para escudarse en los actos del presente no hace sino acudir a la demagogia barata en busca de beneficios tristemente presentes.

La parte positiva de todo esto es que su existencia, la de Israel, hace más lógica la evolución humana, lo de que venimos del mono y todo eso. Sería difícil entender los nexos con nuestro pasado más lejano de no ser por esta clase de anacronismos, como la persistencia de la monarquía en algunos estados, o en el caso que toca la creación por parte de europeos cultos y occidentales del siglo XX de un estado basado en principios étnicos y religiosos. Ya hace más de 200 años de las primeras constituciones burguesas, fundamentadas en los derechos individuales. Si bien su aplicación ha diferido en cada caso, el objetivo de defender ante todo una lista de derechos de las personas (los derechos de las sociedades aún esperan) unía a los diferentes Estados·Nación fundados a lo largo y ancho del XVIII y XIX principalmente. Con Israel esta tendencia se trunca, ya desde sus orígenes, dando lugar a un engendro indefinido aunque con una idea muy clara: ser la tierra de acogida de todos los judíos del mundo.

Los que lograron huir del holocausto volvieron a levantarse y siguieron su camino lo mejor que pudieron. El pueblo de los elegidos aceptó no perseguir a los verdugos a cambio de una buena pensión de ese occidente que tan culpable se sintió las primeras 24 horas después de descubrir Auschwitz, y, ya que lo habían perdido todo, los judíos supervivientes tomaron la decisión de ocupar la tierra que les pertenecía (según habían leído en un prospecto) o dejarse los huesos en el intento. Como fueron más listos, más organizados y más cabritos que los árabes, les dieron pal pelo y lograron lo que querían, aún a costa de hacer a muchos palestinos lo que antes les habían hecho a ellos. Pero claro, carta blanca, a ver quien toca un pelo a un judío en los tiempos que corren.

Pero ahora resulta que ya han pasado 50 años de todo eso, que los que vivieron la guerra ya están todos muertos, así como muchos de sus hijos. Israel se ha aprovechado de las ayudas de Occidente, así como del gran número de cerebros que han emigrado hacia esta tierra prometida que dicen que es suya, aunque no haya ni un miserable documento que lo demuestre, salvo cuentos de abuelas y poco más. Israel, como digo, ha sido en muchísimos aspectos la niña mimada de Occidente, como lo fue ya antes durante las cruzadas, y ha tenido una y mil oportunidades de superar con creces el holocasto y hayar su lugar en un mundo que ha sabido pasar página de esas y otras atrocidades igual o peores. Por eso me repugna tanto oír ciertas cosas hoy día. Que los nietos de los judíos de Auschwitz aún sigan escudándose en el holocausto para repeler críticas me parece miserable, un acto ruin como pocos hay.

Un alcalde de un pequeño pueblito de Galicia ha iniciado una campaña contra Sharon. Pobre infeliz, pensaremos, pero resulta que el embajador de Israel en nuestro país ha llamado nada menos que al ministro de exteriores para exigir (no pedir, no) que se retire la campaña inmediatamente, indicando que se trata del primer paso para repetir otra noche de los cristales rotos en pleno siglo XXI. Lo que este embajador miserable de ese estado ruin que es Israel no explica, obviamente, es que Israel se pasa por el forro todas las normas que Occidente se puso tras el holocausto para que éste no se repitiera. Los judíos que hoy gobiernan ese estado de Oriente Medio se creen por encima del bien y del mal, lo mismito que Adolf, e igual que éste no han tenido miramientos en tirar para adelante lo que han creído mejor para ellos sin preocuparse por lo que pasara en el resto del mundo. No sólo eso, sino que para cualquier crítica siempre tienen a mano el recurso del holocausto.

El ataque salvaje desde un estado al alcalde de un pueblo de 20.000 personas, utilizando unas herramientas (la diplomacia) pensadas para evitar guerras, no para coartar la libertad de expresión de alcaldes provincianos, es una muestra más de la prepotencia con que los nietos del holocausto, los niños mimados de occidente, se mueven por el mundo, creyéndose que la sangre que ahora gotea entre sus dedos se limpia y no deja huella. ¿De qué vendra esa rabia mezquina? ¿tal vez recuerden que los encargados de hacer entrar a los judíos en las cámaras de gas eran otros judíos que lo hacían a cambio de pequeñas mejoras en su condición de vida?

Bien, pues tengo algo que decirles a esta carroña: el genocidio judío es uno entre múltiples genocidios y crímenes asquerosos; ustedes los judíos israelíes han tenido la oportunidad única en la historia de volver a empezar desde cero, y la han tirado a la basura. Han usado la memoria de sus antepasados con fines meramente lucrativos, y han repetido en sus territorios las políticas que años ha tanto les hicieron sufrir. Si por mí fuera, y para evitar otro holocausto, no esperaría a futuras invasiones de Polonias, enviaría a los marines y capturaría a Sharon para con él poder hacer lo que no se pudo hacer con Hitler: juzgarle y ahorcarle por crímenes contra la humanidad.

El pasado, la memoria, es para aprender y olvidar; Israel no ha hecho ninguna de las dos cosas, y sólo es una cuestión de tiempo que todo vuelva a comenzar.

4 comentarios

Yakov -

Tanto antisemitismo como antiarabismo occidentales han ayudado enormemente a la política NAZI de los sionistas israelíes contra los árabes.

Biafra -

Yo con los judios no tengo ningun problemo. Pero esa especie de estado de Utah pero de sionistas ya sabes que no me va...

sergio -

ya conoceis mi debilidad por los judios. Sí, se pasan, pero los palestinos son unos impresentable...

Oscar -

¿Cómo que cuentos de abuela? ¿No sabes tú que un arbusto ardiendo le dijo a Moisés que esa tierra era para los elegidos? A ver, si vamos a ir por la vida sin hacer caso a los arbustos, esto se va a convertir en un Sindios.