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Sesión Digital

La ceremonia

Hoy toca ceremonia, postín y alto copete. Para algo más de un millar de ex·alumnos de la Universitat Pompeu Fabra hoy toca hacer el indio como se hacía siglos atrás, cuando no había teléfono, ni bidé, ni libertad ni igualdad ni propiedad. En el Palau de la Música, un recinto muy cuco y muy burgués, la mencionada pandilla -entre la cual el autor se cuenta muy a su pesar- recibirá el diploma, y sus familias lo verán desde la platea rememorando los tiempos en que sus nenitos se disfrazaban de pastores o de florecillas y saltaban al escenario cogiditos de la mano de la profesora. Oh! una década de estudios para acabar donde comenzáramos, haciendo el indio con los compañeros de clase para mayor orgullo? de papi y mami.

Imagino que más de uno irá allí por gusto, porque le mole el tinglado este del paseo, y el diploma enrollado y los cargos muy encorbatados actuando como telón de fondo de la ceremonia. Igualito igualito que en las Américas, sólo falta que obliguen a llevar toga y birrete, y una Simth & Wesson del 37 bajo la falda, que siempre confiere realismo y autoridad al licenciado. Los hay, como digo, que disfrutarán de ese momento; sólo puedo compadecerles por haber nacido en la época y el lugar inadecuado. Estas pantomimadas (bonita palabra) estaban muy bien en la época en que la gente era analfabeta y el poder se exteriorizaba por los símbolos y no por las razones. Pero hoy día, que ya llevamos dos presis que parecen sacados del manual del buen vendedor de aspiradoras, que ni siquiera se respeta a los emperadores, me pregunto qué motivo tendrán estas escenificaciones. Me gustaría conocer a la persona que se encarga de impulsar año tras año este evento, quisiera hablar con ella y preguntarle a qué obedece el acto, quien puede tragarse a día de hoy esta megalomanía confitada de pasar por el estrado de las autoridades a recoger (como si te lo dieran, como si no te lo hubieses ganado) un papelito más falso que un billete de Mortadelo (el original te lo dan en dos años previo pago de 120 euros)sonreír y dar la mano, que parece que es la única faena de buena parte de la plantilla de esta universidad.

Espero dentro de muchos años hablar de este acto como de una pequeña aberración de mis años mozos, como la monarquía o el Liceo, restos de tiempos pasados que por su importancia pretérita han vivido más de lo que les correspondía por su funcionalidad. Aunque no me hago muchas ilusiones, que el circo sigue muy en boga, y nada hay más circense que un puñado de autoridades haciendo el payaso en público. Y si no, miren los telediarios.

2 comentarios

Gonzalo Bea -

Pues vaya Barri, es la primera vez que le echo un vistazo al blog y me quito el sombrero, que más voy a decir. Pues nada, el tópico total de que te seguiré leyendo y bla bla bla. Un saludo majo

sergio -

Todo en la Pompeu Está destinado a desvincularse con la tradición hispánica y asemejarse a la anglosajona. Desde los planes de estudio (que ya te lo dicen al principio) hasta la superchorra entrega de diplomas. A mi me va a pillar pasados los 30 y con el inolvidable recuerdo de la entrega de títulos en la UB--son diez mil, dijo la fulana de la ventanilla cual lumi callejera--. Así que como experiencia antropológica, como gran tontería para contar a los nietos puede que incluso tenga gracia.

Me ha gustado lo que has dicho de cuando no había teléfono, ni bidé, ni libertad ni igualdad ni propiedad. Pilares básicos de la civilización como Dios manda, qué coño.

Por cierto, querido, la Smith&Wnson sería del 38, un modelo "detective" con el cañón cortito para llevarlo en el liguero, anque yo prefiero una Glock de 9mm; es sintética y pasa los detectores de metales...