Buen comienzo
Con la panza llena, el café sobre la mesa y la felicidad que da el saciar los apetitos; así, igualito que Franco cuando firmaba las sentencias de muerte, está el menda sentadete ante el ordenador. No tocaba el blog desde el año pasado, y eso es mucho tiempo diga lo que diga el calendario. En el camino ha quedado una semana de esas que me costarán olvidar, uno de esos sueños que nacen de la somnolencia en horas de trabajo, y van cogiendo forma en los ratos muertos hasta conformar pequeños retazos de vida no vivida. La semana pasada comencé 2005, el vigésimo séptimo año que tengo a bien consumir, llenando este sueño de tactos, gustos, olores y un millar de detalles (fotos incluídas). No se cómo acabará este año, pero en cualquier caso siempre me quedará París.
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