Pujolópolis
Las convulsiones de la política catalana en estos últimos días me recuerda preocupantemente a lo que me contaba cierto profesor de historia sobre unas cosas que pasaron en Italia allá por los 90. Sucedió que muchos italianos, hartos de una situación, decidieron acabar con ella por el método más expeditivo: tirar de la manta, cantarlo todo, confesar entre lágrimas cómo durante años habían participado del cotarro montado por la Democracia Cristiana, consistente en cobrar comisiones por todo lo que uno pueda imaginarse, desde la apertura de una fábrica hasta la obtención del padrón municipal.
Era ese el sistema -recordemos- impuesto por los yanquis para frenar a cierto partido de izquierdas que en las primeras elecciones tras la guerra obtuvo un 48 % de los votos.
Claro, es uno de los defectos de la democracia a la europea el que los partidos no puedan recibir ayudas directas, y deban "conformarse" con las cuotas de los militantes y las ayudas oficiales. Esta farsa que en nuestro país ha puesto a los grandes partidos en manos de los grandes bancos (¿no es bello el amor?) fue solucionada por los italianos mediante el cobro de pequeñas "ayudas" por las diversas gestiones burocráticas de realización obligatoria para el normal desempeño de las tareas diarias: ¿un permiso de obras? no hay problema ¿la apertura de una empresa? benvenuto ¿impedir una inspección de trabajo malintencionada? avanti tutta! Poco a poco la vaca se fue inflando, y lo que iba para carteles y el coche oficial de Andreotti & cia. acabó sirviendo para el chalet del alcalde, el buque del parlamentario, la querida del ministro e incluso para el asesino a sueldo del presidente, que por algo era el presidente de la Democracia Cristiana.
Hasta que en los años noventa se alcanzó el límite, el no va más, y todo saltó por los aires. Del mencionado partido ya nada se sabe, y eso que sólo han pasado diez años. Como siempre, unos pocos pringaos pagaron el pato mientras el resto optó por seguir el camino del amigo Craxi. Como siempre, y no olvidemos que hablo de Italia, todo cambió para que nada cambiara, y el relevo teórico de esa pandilla de mafiosos se vio truncado por los avatares de la historia, dejando las puertas abiertas a un personajillo, a la sazón empresario de las comunicaciones, que desde entonces hace y deshace, aprovechándose de esa república arruinada por los cristianos (justo como la nuestra, cosas de la vida).
Pero esto son temas a parte y yo quiero hablar de otra cosa. Pujol es un gran admirador de Gramsci, y en muchas de sus acciones se ve la mano del fundador del PCI. Pero en otras prefería tirar de la Democracia Cristiana, y durante 23 años el caballero Jedi tejió una red de contactos y afinidades sobre la cual no dudo que unos se beneficiaron más que otros, pues ésta es la política de los hombres, y hasta la fecha no ha habido otra.
Ahora Maragall va y suelta en el parlamento eso de que el rey está desnudo; pero Artur Mas, en vez de negarlo una y mil veces como habría hecho el PP (qué grande eres, Goebbles) va y pide a Pasqual que lo retire, que pida perdón y que todos hagamos ver que nadie ha dicho nada. ¿Nadie? Sin comerlo ni beberlo el molt honorable ha dicho "el nom del porc", y como ahora CiU ya no tiene una Generalitat que le cobije, se ha abierto la veda, y hasta el ex·honorable ha tenido que saltar a la palestra con la bragueta sin abrochar para decir que él no quiere saber nada, que ya está jubilado y que le dejen ir a la Pica d'Estats que es donde más cómodo se encuentra.
El bueno de Pasqual se desdijo rápidamente, espectador atónito de su propia inconsciencia, pero ya van unos cuantos días y aún tiene que salir a llorar y decir que no pasa nada, que lo olvidemos. Porque Pasqualete sabe muy bien lo que está en juego, y no son las responsabilidades del Carmelo, que a fecha de hoy bien poco les importa, sino el haber levantado sin querer la alfombra, mostrando al respetable lo que se supone es sólo un ápice de la inmensa mugre que se mantiene oculta.
¿Tirarán de ella? Esa es la pregunta que me hago. Dudo que CiU haya alcanzado las aberrantes cotas de corrupción a que llegaron los cristianos de Italia, sin embargo no hay duda de que si se ponen a buscar encontrarán, porque 23 años dan para mucho, y lo que parecía una sucesión en el trono puede convertirse en otra "guerra dels segadors" en menos que canta un gallo. Porque el PSC no está libre de pecado, y si unos mordían en la Generalitat, los otros hacían lo propio al otro lado de Sant Jaume y en muchos otros lugares.
Este es el gran tema, durante 23 años la política catalana se ha basado en un gran pacto, un pentapartito en el que cada cual sabía el lugar que le correspondía; donde todo estaba bien y cada cual cogía lo suyo: yo no digo nada, tú no dices nada, y como no hay otros partidos más que nosotros, pues no nos pueden echar. Así ha sido durante décadas, y no se si los resultados son para estar orgullosos o avergonzados. Lo que sí parece es que gracias a la estupidez de un vejete fondón el sistema político catalán puede irse al garete. Pasen y tomen asiento, que tal vez estemos asistiendo al inicio de "Pujolópolis".
Era ese el sistema -recordemos- impuesto por los yanquis para frenar a cierto partido de izquierdas que en las primeras elecciones tras la guerra obtuvo un 48 % de los votos.
Claro, es uno de los defectos de la democracia a la europea el que los partidos no puedan recibir ayudas directas, y deban "conformarse" con las cuotas de los militantes y las ayudas oficiales. Esta farsa que en nuestro país ha puesto a los grandes partidos en manos de los grandes bancos (¿no es bello el amor?) fue solucionada por los italianos mediante el cobro de pequeñas "ayudas" por las diversas gestiones burocráticas de realización obligatoria para el normal desempeño de las tareas diarias: ¿un permiso de obras? no hay problema ¿la apertura de una empresa? benvenuto ¿impedir una inspección de trabajo malintencionada? avanti tutta! Poco a poco la vaca se fue inflando, y lo que iba para carteles y el coche oficial de Andreotti & cia. acabó sirviendo para el chalet del alcalde, el buque del parlamentario, la querida del ministro e incluso para el asesino a sueldo del presidente, que por algo era el presidente de la Democracia Cristiana.
Hasta que en los años noventa se alcanzó el límite, el no va más, y todo saltó por los aires. Del mencionado partido ya nada se sabe, y eso que sólo han pasado diez años. Como siempre, unos pocos pringaos pagaron el pato mientras el resto optó por seguir el camino del amigo Craxi. Como siempre, y no olvidemos que hablo de Italia, todo cambió para que nada cambiara, y el relevo teórico de esa pandilla de mafiosos se vio truncado por los avatares de la historia, dejando las puertas abiertas a un personajillo, a la sazón empresario de las comunicaciones, que desde entonces hace y deshace, aprovechándose de esa república arruinada por los cristianos (justo como la nuestra, cosas de la vida).
Pero esto son temas a parte y yo quiero hablar de otra cosa. Pujol es un gran admirador de Gramsci, y en muchas de sus acciones se ve la mano del fundador del PCI. Pero en otras prefería tirar de la Democracia Cristiana, y durante 23 años el caballero Jedi tejió una red de contactos y afinidades sobre la cual no dudo que unos se beneficiaron más que otros, pues ésta es la política de los hombres, y hasta la fecha no ha habido otra.
Ahora Maragall va y suelta en el parlamento eso de que el rey está desnudo; pero Artur Mas, en vez de negarlo una y mil veces como habría hecho el PP (qué grande eres, Goebbles) va y pide a Pasqual que lo retire, que pida perdón y que todos hagamos ver que nadie ha dicho nada. ¿Nadie? Sin comerlo ni beberlo el molt honorable ha dicho "el nom del porc", y como ahora CiU ya no tiene una Generalitat que le cobije, se ha abierto la veda, y hasta el ex·honorable ha tenido que saltar a la palestra con la bragueta sin abrochar para decir que él no quiere saber nada, que ya está jubilado y que le dejen ir a la Pica d'Estats que es donde más cómodo se encuentra.
El bueno de Pasqual se desdijo rápidamente, espectador atónito de su propia inconsciencia, pero ya van unos cuantos días y aún tiene que salir a llorar y decir que no pasa nada, que lo olvidemos. Porque Pasqualete sabe muy bien lo que está en juego, y no son las responsabilidades del Carmelo, que a fecha de hoy bien poco les importa, sino el haber levantado sin querer la alfombra, mostrando al respetable lo que se supone es sólo un ápice de la inmensa mugre que se mantiene oculta.
¿Tirarán de ella? Esa es la pregunta que me hago. Dudo que CiU haya alcanzado las aberrantes cotas de corrupción a que llegaron los cristianos de Italia, sin embargo no hay duda de que si se ponen a buscar encontrarán, porque 23 años dan para mucho, y lo que parecía una sucesión en el trono puede convertirse en otra "guerra dels segadors" en menos que canta un gallo. Porque el PSC no está libre de pecado, y si unos mordían en la Generalitat, los otros hacían lo propio al otro lado de Sant Jaume y en muchos otros lugares.
Este es el gran tema, durante 23 años la política catalana se ha basado en un gran pacto, un pentapartito en el que cada cual sabía el lugar que le correspondía; donde todo estaba bien y cada cual cogía lo suyo: yo no digo nada, tú no dices nada, y como no hay otros partidos más que nosotros, pues no nos pueden echar. Así ha sido durante décadas, y no se si los resultados son para estar orgullosos o avergonzados. Lo que sí parece es que gracias a la estupidez de un vejete fondón el sistema político catalán puede irse al garete. Pasen y tomen asiento, que tal vez estemos asistiendo al inicio de "Pujolópolis".
2 comentarios
I Fought The Law -
Amigo Gagarin -
La crisis del 3%. ¿Qué crisis? Hay crisis porque hablan de crisis. Pero, ¿en qué consiste esa crisis?
La reforma del Estatut. Ocupación de los políticos catalanes: sus labores.