Memoria histórica sí, memoria del presente también
El actual gobierno ha iniciado conversaciones para indemnizar a los homosexuales que fueron víctimas del franquismo. Es una buena noticia, sin duda, aunque no se la puede separar del patetismo que conlleva el querer valorar en duros el sufrimiento de la gente. Sin embargo, no creo que se deba criticar esta medida. Tal como Capone fue a la cárcel por fraude fiscal, aquí lo que interesa es el reconocimiento del delito, y no tanto la pena (al gangster de Chicago le cayeron 7 años en Alcatraz, lo cual no es mucho para todo lo que tenía pendiente). Mediante esta chorrada de las indemnizaciones y otras estupideces, como la retirada de las condenas franquistas a los que fueron perseguidos por sus ideas, se está consiguiendo lo que hace unos años se veía imposible: el segundo destape español. Si en los 70 fueron las carnes y los chistes malos, ahora tocan los moratones, las fosas comunes y los insultos y desprecios con que el franquismo tuvo a bien tratar a muchos españoles.
Sin embargo no debemos hacernos ilusiones. Lo que debe recordarse más que nada en estos días de recuerdo es el precio de una Guerra Civil, y éste no se reembolsa ni en duros ni en euros. Valorar el daño causado por 40 años de franquismo a España es hacer historia ficción. Franco y sus acólitos son España, son su historia nos guste o no, y lo son tanto de los que se consideran españoles como de los que no. No olvidemos esto al recapitular el pasado, pues sin este dato todas las commemoraciones, aplausos y medallitas se van a quedar en pura parafernalia. El amigo Zapatero, como el señor Maragall y otros tienen en estos casos un tic muy consolidado, consistente en apuntar con el dedo al pasado cuando se habla de ciertos delitos, olvidando -o mejor dicho, ignorando conscientemente- cuántos de estos crímenes tienen su origen no en un régimen concreto, sino en la propia condicion humana.
No podemos hablar de los destrozos especulativos de Paquito sin recordar tambien las urbanizaciones edificadas a cambio de una pensión dorada a algún ministro; así como tampoco podemos ir por la vida hablando de totalitarismo y falta de libertades, para a continuación dedicarnos a ilegalizar partidos (algo que no se le ha ocurrido ni a los alemanes).
Un golpecito en la espalda para aquellos políticos que hacen lo que pueden para que el pasado no sea borrado, sí, pero también una colleja si se tercia, si observamos que, urna en mano y sonrisa en la boca, nos la siguen dando por donde siempre.
Sin embargo no debemos hacernos ilusiones. Lo que debe recordarse más que nada en estos días de recuerdo es el precio de una Guerra Civil, y éste no se reembolsa ni en duros ni en euros. Valorar el daño causado por 40 años de franquismo a España es hacer historia ficción. Franco y sus acólitos son España, son su historia nos guste o no, y lo son tanto de los que se consideran españoles como de los que no. No olvidemos esto al recapitular el pasado, pues sin este dato todas las commemoraciones, aplausos y medallitas se van a quedar en pura parafernalia. El amigo Zapatero, como el señor Maragall y otros tienen en estos casos un tic muy consolidado, consistente en apuntar con el dedo al pasado cuando se habla de ciertos delitos, olvidando -o mejor dicho, ignorando conscientemente- cuántos de estos crímenes tienen su origen no en un régimen concreto, sino en la propia condicion humana.
No podemos hablar de los destrozos especulativos de Paquito sin recordar tambien las urbanizaciones edificadas a cambio de una pensión dorada a algún ministro; así como tampoco podemos ir por la vida hablando de totalitarismo y falta de libertades, para a continuación dedicarnos a ilegalizar partidos (algo que no se le ha ocurrido ni a los alemanes).
Un golpecito en la espalda para aquellos políticos que hacen lo que pueden para que el pasado no sea borrado, sí, pero también una colleja si se tercia, si observamos que, urna en mano y sonrisa en la boca, nos la siguen dando por donde siempre.
2 comentarios
hipotecas & prestamos -
Frase de Adolfo Suárez en una entrevista inédita de 1980:
"Yo repito a menudo que en España está ocurriendo un fenómeno muy grave: las cosas entran por el oído, se expulsan por la boca y no pasan nunca por el cerebro casi nunca pasan por la reflexión previa".
"Pero es un hecho que está ahí; que sucede. Y luchar contra ello es muy difícil Yo he intentado combatirlo muchas veces ¡Y así me va!"
En la política española del siglo XXI sigue sucediendo exactamente lo mismo: "las cosas entran por el oído, se expulsan por la boca y no pasan nunca por el cerebro" y se aplica tanto a los políticos como a los ciudadanos.
Carlos Menéndez
http://www.creditomagazine.es
canserra -