Manifestaciones barcelonesas
Un grupo de intelectuales se ha reunido en la Plaza Real de Barcelona para apoyar la creación de un nuevo partido político a·nacionalista. A la manera de las vanguardias modernistas, estos señores han redactado un manifiesto donde dice que todo está fatal, impregnado de nacionalismo por ambas manos, embadurnado cual emparedado de mantequilla de cacahuete de ese efluvio ponzoñoso y pestilente que emana del concepto "nación".
Hacía tiempo que no se daba tanto bombo a una cosa así, una propuesta desde el sistema pero contra el sistema. Me recuerda al amigo Laporta capitaneando el Elefant Blau, con elefante de verdad en medio de la calle. Estos señores aparecen en la foto tal que así, posados y vestidos informalmente para la ocasión, que se note que también pisan la calle, que ellos también son elefants blaus dispuestos a enfrentarse al nacional·nuñismo. Tomemos nota, ya de paso, de dónde ha terminado el antiguo dirigente de la plataforma opositora, sin olvidar las diferencias de matiz entre política y fútbol.
Que del nacionalismo se abusa, parece obvio, y si no miren ustedes el caso que se ha hecho de estos "manifestantes": mientras en la prensa barcelonesa hay que buscarlos en las segundas páginas de Política, en la prensa de Madrid ocupan la portada, y en concreto en el ABC, toda la portada. Rayos! qué sucede aquí? ¿el monárquico ABC dando cancha a unos antinacionalistas? Veo al cadáver de Franco alzándose de su tumba para retronar un cesáreo: "Tu, Coque Filii". Vamos, que de este manifiesto se ha hecho una lectura puramente partidista -o nacionalista, como gusten-, convirtiéndolo en un arma arrojadiza del nacionalismo centralista contra el nacionalismo federalista.
Porque claro, una cosa es ser intelectual, e incluso cobrar por ello, y aún más, cobrar mucho. Pero de ahí a darle una patada en la espinilla al establishment dista un océnao. Una cosa es tirar agua a los gamberros desde el balcón, y otra muy distinta hacerlo desde la calle, con el riesgo de que los borrachines de turno se tomen a mal el gesto y opten por acciones represivas.
Los señores "abajofirmantes" han decidido saltar al ruedo, y se les loa por ello. Que su acción tenga alguna utilidad, lo dudo. Que cristalice en una opción política definida y consistente, lo veo más que improbable. Muchos de estos señores vienen de lo que se conoció como Ciutadans Pel Canvi, un engendro creado especialmente para las elecciones consistente en coger a gente de todas partes (transversalidad, le llaman) que de puertas a fuera pareza guay, y así por el morro ponerlos en las listas electorales como una especie de partido de independientes. A esto en mi pueblo se le llama llegar y besar el Santo. Por muy intelectual que seas, la política, el gobierno de lo público, es algo más que bellos artículos en las páginas de opinión. Básicamente, por mi reducida experiencia, la concibo en primer lugar como el acto de hundir los pies en el fango, primero el uno, y luego el otro; y la verdad, no veo yo a estos señores, vestidos todos de Antonio Miró para arriba, muy puestos en la faena.
Efectivamente, los partidos surgidos en tertulias de café me huelen mal. El nacionalismo catalán se fraguó en el Círculo Ecuestre, el nazismo en las charlas políticas de las cervecerías muniquesas, y Forza Italia en el consejo de dirección de Mediaset. Sin pretender entrar en comparaciones con tan variopintos referentes, cabe constatar que, para criticar a los nacionalismos y las políticas alejadas de la realidad social, comienzan de una manera extrañamente similar. Ya lo decía Nietzsche, que el mayor peligro que se corre al enfrentarse a monstruos, es acabar convirtiéndose en monstruo.
Hacía tiempo que no se daba tanto bombo a una cosa así, una propuesta desde el sistema pero contra el sistema. Me recuerda al amigo Laporta capitaneando el Elefant Blau, con elefante de verdad en medio de la calle. Estos señores aparecen en la foto tal que así, posados y vestidos informalmente para la ocasión, que se note que también pisan la calle, que ellos también son elefants blaus dispuestos a enfrentarse al nacional·nuñismo. Tomemos nota, ya de paso, de dónde ha terminado el antiguo dirigente de la plataforma opositora, sin olvidar las diferencias de matiz entre política y fútbol.
Que del nacionalismo se abusa, parece obvio, y si no miren ustedes el caso que se ha hecho de estos "manifestantes": mientras en la prensa barcelonesa hay que buscarlos en las segundas páginas de Política, en la prensa de Madrid ocupan la portada, y en concreto en el ABC, toda la portada. Rayos! qué sucede aquí? ¿el monárquico ABC dando cancha a unos antinacionalistas? Veo al cadáver de Franco alzándose de su tumba para retronar un cesáreo: "Tu, Coque Filii". Vamos, que de este manifiesto se ha hecho una lectura puramente partidista -o nacionalista, como gusten-, convirtiéndolo en un arma arrojadiza del nacionalismo centralista contra el nacionalismo federalista.
Porque claro, una cosa es ser intelectual, e incluso cobrar por ello, y aún más, cobrar mucho. Pero de ahí a darle una patada en la espinilla al establishment dista un océnao. Una cosa es tirar agua a los gamberros desde el balcón, y otra muy distinta hacerlo desde la calle, con el riesgo de que los borrachines de turno se tomen a mal el gesto y opten por acciones represivas.
Los señores "abajofirmantes" han decidido saltar al ruedo, y se les loa por ello. Que su acción tenga alguna utilidad, lo dudo. Que cristalice en una opción política definida y consistente, lo veo más que improbable. Muchos de estos señores vienen de lo que se conoció como Ciutadans Pel Canvi, un engendro creado especialmente para las elecciones consistente en coger a gente de todas partes (transversalidad, le llaman) que de puertas a fuera pareza guay, y así por el morro ponerlos en las listas electorales como una especie de partido de independientes. A esto en mi pueblo se le llama llegar y besar el Santo. Por muy intelectual que seas, la política, el gobierno de lo público, es algo más que bellos artículos en las páginas de opinión. Básicamente, por mi reducida experiencia, la concibo en primer lugar como el acto de hundir los pies en el fango, primero el uno, y luego el otro; y la verdad, no veo yo a estos señores, vestidos todos de Antonio Miró para arriba, muy puestos en la faena.
Efectivamente, los partidos surgidos en tertulias de café me huelen mal. El nacionalismo catalán se fraguó en el Círculo Ecuestre, el nazismo en las charlas políticas de las cervecerías muniquesas, y Forza Italia en el consejo de dirección de Mediaset. Sin pretender entrar en comparaciones con tan variopintos referentes, cabe constatar que, para criticar a los nacionalismos y las políticas alejadas de la realidad social, comienzan de una manera extrañamente similar. Ya lo decía Nietzsche, que el mayor peligro que se corre al enfrentarse a monstruos, es acabar convirtiéndose en monstruo.
2 comentarios
Amigo Gagarin -
I Fought The Law -