La iglesia incumple la normativa electoral
Este domingo, por enésima vez, asistiremos impotentes a una actuación ilegal en la jornada de votación del estatut. No deja de sorprender que, en un país donde pueden encarcelarte por hacer una conferencia a favor de la independencia de Euscalherría, nadie mueva un dedo ante una acción de flagrante inconstitucionalidad como es la propaganda durante la jornada electoral.
Y no es algo circunstancial o minoritario, como los insultos y huevazos entre independentistas catalanes y derechas rancias, no. La situación que denuncio se va realizar en la práctica totalidad de los pueblos del principado, y no una, sino dos veces en el mismo día, sin olvidar la jornada de reflexión, violada de la misma forma por esta organización antidemocrática que ni leyes ni presidentes han conseguido liquidar de nuestra sociedad.
Porque el domingo día 18 es un día de elecciones, y como tal Nadie, absolutamente Nadie, puede hacer propaganda política de ningún tipo. Si un servidor se pone ese día en la plaza de su pueblo a gritar, pongamos por ejemplo ¡Queremos la jornada de 35 horas! es cuestión de minutos que un agente, alertado por algún interventor o de motu propio, se me acerque para informarme de que incurro en un delito, y que o me callo o me callan.
Esta es, a mi parecer, una ley buena, bien pensada, que facilita el buen desarrollo de las elecciones por rebajar la tensión de los días previos, tras una campaña electoral en la que todo el mundo carga las tintas en pos del último voto por decidir. Es por eso que considero primordial su defensa y debido cumplimiento por parte tanto de la ciudadanía (que no debe realizar tales actos) como de las fuerzas del orden público, que deben evitar que estos actos se realicen.
En este sentido, me gustaría pensar que el próximo domingo los Mossos d'Esquadra, en cumplimiento de su deber, acudirán a las iglesias de Catalunya par a informar que ese día no puede hacerse misa ni ningún tipo de acto litúrgico, de la misma forma que nunca se daría permiso a un sindicato o partido político para organizar un mítin en día de elecciones. En ninguna de las elecciones que hemos vivido desde 1976 se ha cumplido esta prohibición que cae por su propio peso. Más aún en este último periodo en que los curas no han tenido suficiente con su púlpito, y se han lanzado a los medios de comunicación a informar de lo que, domingo a domingo, aconsejan a sus feligreses en las iglesias del país.
Hasta cuándo vamos a permitir este ultraje a la democracia? Hasta cuándo vamos a tolerar estos actos, que bien podrían tacharse de terrorismo verbal, en el día más importante de la práctica de nuestra inviolable y sacrosanta democracia? Ni Cataluña ni España pueden permitirse esta ofensa constante que supone la prepotencia de una institución privada, precisamente el día en que ejercemos nuestro derecho como ciudadanos libres. No debemos olvidar que esta institución ha sido una de las principales opositoras a todo lo que suene a democracia; buena prueba de ello es la jerarquía interna de la organización, donde conceptos como los de igualdad o fraternidad brillan por su ausencia, salvo para un grupo de valientes misioneros que, generalmente, realizan su trabajo más contra que por la iglesia católica y apostólica.
Aunque es una ilusión, quiero creer en ella hasta el domingo. Si aquí tenemos democracia e igualdad, no se tolerará a la iglesia lo que no se le ha tolerado a nadie, incluida Batasuna. Este domingo, ni una misa en Catalunya. Confío en que las autoridades sepan oir el clamor popular contra este desprecio constante de la Iglesia hacia las instituciones que nos hemos dado como personas libres. Quien quiera oír misa siempre puede sintonizar un canal extranjero o irse al Vaticano a hacer turismo, que para eso está el voto por correo. En este país, en día de votaciones, misas no, por higiene democrática.
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