Epílogo estatutario
Acabado el gran coñazo que ha sido el nuevo estatut, me desprendo de algunas reflexiones que llevo colgando por alguna parte.
Primero, contra todo lo que puedan decir los medios de la (quién me iba a decir que utilizaría este concepto) "brunete mediática", el estatut ha sido aprobado por una mayoría/minoría suficiente; más aún si tenemos en cuenta que, con el voto por correo, lo más probable es que se supere el 50 % de participación, esto es, el mínimo que pide la UE para validar un referendum de independencia (no autonómico ni tonterías, Independencia). Desde otra perspectiva, el millón ochocientos mil votos que ha logrado el "Sí", servirían para aprobar el estatuto aún en el caso de que el índice de participación hubiese sido del 70 % del electorado. Vean ustedes: Si en lugar de los dos millones y medio de personas que han ido a votar, lo hubiesen hecho tres millones ochocientas mil personas (aprox. un 70 % del censo con derecho a voto) el sí tendría igualmente la victoria garantizada.
Según lo anterior, la baja participación es bastante relativa. Un referendum no es una votación de representantes, en que puedes obtener más o menos representatividad. Aquí es a la estadounidense (ese país con tanta indiferencia electoral): el que gana se lo lleva todo. Así, no es de extrañar que muchos votantes del no, convencidos del fracaso de su opción (en parte gracias al "somatent mediàtic", no se hayan molestado en votar, lo cual no quiere decir que el nuevo estatut no les interese. Para los que no gusten de este argumento, sepan que desde la mayoría absoluta de 1982, la práctica totalidad de elecciones han sacado como vencedor a partidos que, a nivel absoluto, ni siquiera alcanzaban el 36 % de "catalanes" que han apoyado este estatuto mediante el voto. Me resulta curioso que los mismos que dicen que si los catalanes rechazaremos tal cosa porque no somos tontos y tal, se apremien en explicarnos nuestra abstención, como si lo necesitáramos, como si fuéramos tontos. Más salvapatrias no, gracias, tenemos el cupo lleno.
Digan lo que digan, los grandes perdedores han sido PP y ERC, en parte por sus propias dudas a la hora de apoyar el "No" o la abstención. Ahora los dos partidos quieren abanderar los dos grupos, a la vez. Y lo mejor es que se ignoran mutuamente. Sea como fuere, los votos del "No" quedan lejos de la suma de votos de PP y ERC obtenidos en las autonómicas del 2003. Esperar el mismo número de votos que en 1979 es tan irreal como soñar con la edad media como solución a nuestros problemas. En ese año se escogía entre la autonomía o el centralismo. Hoy se ha discutido entre el modelo autonómico de 1979 y la actualización hecha en estos últimos tres años. Por otra parte, la sociedad de hoy en día no tiene nada que ver. Aunque el "No" habría creado bastantes problemas, no habría sido una debacle (dicen muchos que el "Sí" lo será, que hundirá al país en la miseria y provocará otra guerra civil). Así que no me parece mal que la gente vote sin el miedo atenazador de una dictadura soplándote en la colleja, y se atreva con más cosas que el puro seguidismo.
Segundo, nadie lo comenta porque es vergonzoso, pero la verdad es que este estatuto (y los siete u ocho que se están preparando para los próximos meses) tienen su origen en un error de cálculo político: el que cometió Maragall en las autonómicas de 2003, cuando, convencido de que en Madrid tendríamos PP para rato (mejor dicho, para Rajoy), se lanzó a tumba abierta por la senda del Estatut, como versión actualizada del "Català emprenyat". La idea no era tan mala, cuando Zapatero y sus acólitos se apuntaron sin muchos problemas al carro. Si unos moritos se hubiesen quedado rezando en la meca, todo habría salido muy bien. Pero ahí tienes a Zapatero y su "aprobaré el Estatut que venga de Catalunya" sentadete en la Moncloa. Y si no se acojonó ante Bush (no como Piqué) menos lo iba a hacer ante Maragall. Así que toma del frasco, lo que debía ser flor de mayo para una legislatura falta de imaginación, ha acabado por invadir el Principado y alrededores.
Lo mejor de todo es que, viniendo todo de un disparate, el resto de autonomías se han sumado como si se tratara del hallazgo de la pólvora mojada. Es curioso cómo los actos más inocentes pueden desplegar situaciones que, de buscarse expresamente, jamás se habrían alcanzado. Hoy por hoy, si no voy mal contado, tenemos los estatutos de Valencia, Andalucía, Galicia y Mallorca en pleno proceso de redacción. Y los vascos, tan calladitos, seguro que esperan al final para pedir lo mismo que todos y algo más (de las negociaciones con ETA dependerá cuánto más). Y lo mejor es que, sin comerlo ni quererlo, se ha despertado el instinto nacional de unas regiones que hasta hace cuatro días ni se lo planteaban. El que esperase un rechazo integral de las Españas a todo lo que sonara a nacionalismo regional, se ha dado con un canto en los dientes. Andaluces y gallegos ya han metido en sus textos lo de que son nación; y ya veremos, que a este paso hasta los riojanos se apuntarán.
Por último, algunos apuntes que he visto pasar en estos días:
La Vanguardia del domingo electoral titulaba su edición de Madrid con "El Estatut llega al final", mientras que en la edición de Barcelona rezaba "Día histórico para Catalunya". El "somatent mediático" también actúa.
Empar Moliner recibió el encargo de El País de hacer un reportaje sobre cómo se ve a los catalanes en España. Tal fue el resultado que la mujer tuvo que rebajar en mucho las declaraciones obtenidas para no dar una imagen de que España odia profundamente a Cataluña. Con todo, El País, que en este referendum se ha decantado claramente, prefirió censurar el reportaje. Por cierto, que en sus viajes por la piel de toro, parece que la periodista tuvo problemas con un taxista quien, al oírla hablar en catalán por el móvil, paró el coche y la increpó: "en mi coche no se habla en catalán"; al responderle la señora que no, que era italiano, el hombre no tuvo problemas en proseguir su viaje....
Ahora quedan unos meses para las autonómicas, y en mayo municipales. Y al año siguiente (si no antes) generales. Si superamos estas pruebas sin provocar una segunda Guerra Civil, todos -salvo los del PP- brindaremos por ello.
2 comentarios
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Amigo Gagarin -
-CiU. 1979 o futur? Constitución alemana 1949, Constitución EEUU 1787. Imaginar la correspondencia con las fotos del billete de cien pesetas de Manuel de Falla y la de los niños con pantalones cortes y el Seat 600.
-ICV-EUiA: los últimos en creerse que las orientaciones socioeconómicas de gobierno en una ley orgánica son algo que no sólo no da risa, sino que son asaltar el cielo.
PSC: La elipsis perfecta. Como dirigirse al electorado de ERC nombrando solo al PP.
PP: Cuña de radio "con el estatuto del 79 estábamos todos de acuerdo". ¿Todos?
ERC: A mi me dijeron mis bases que pidiera el No, y no sé no sé, mejor no hacemos mucha campaña, que no se note.